CRONICAS DEL ZONDA

martes, 26 de octubre de 2010

Crónica de la Gira Nº XI, Brasil Parte II, la música de los encuentros.

Crónica de la Gira Nº XI

“Por las huellas de los pueblos”

Brasil Parte II, la música de los encuentros.

Ciudad de Asunción Republica del Paraguay, 26 de Octubre de 2010.

Aquí nos encontramos dibujando nuestra America, como nos dice el Néstor; han pintado el corazón de Sudamérica, en su recorrido.

Tantas vivencias, tantos aprendizajes, tantos kilómetros, tantas funciones.
Tantas sonrisas.
Pero nunca solos en estos senderos, siempre cuidados, acompañados, acariciados por las manos del pueblo, por las manos de los hermanos y las hermanas que nos saben acobijar entre sus palabras convertidas en poesías para nuestros ya cansados espíritus trashumantes.

Y de repente, una chispa encendió un fuego.
Y de repente, una sonrisa encendió una carcajada.
Y de repente, un pensamiento encendió una esperanza.
Y una esperanza, encendió un sueño.

Que ya no es solo nuestro sueño, sino que es un sueño de todos y todas, de los que muchas veces no tenemos voz, los que muchas veces no nos animamos andar, los que muchas veces nos perdemos en los caminos de tormentas.
Soñamos viviendo, curtiendo la esperanza, la lucha, la resistencia, somos fuertes, somos muchos e importantes. 

Y así andamos desperdigados por los vientos construyendo verdaderas revoluciones que pasan desapercibidas en los ojos de los opresores, pero que para todos y todas son el agua de nuestra sed de cambios.
Pequeños, ínfimos, pero grandiosos momentos que nos forjan los espíritus y los puños para que sigan en alto, diciendo aquí estamos y existimos.

Paraguay en ebullición nos ha impregnado de brisas que arrasan los pensamientos, un país que se mueve, un país en plena juventud, un país que después de tantos horrores esta tratando de despertar.

¿Y donde más podemos estar nosotros?
Si no es en el Bañado Sur donde aquellos que tienen menos que menos, que menos de los menos, nos reciben con sus brazos abiertos, las sonrisas en sus caras. Y nos hacen continuar.

Pero esto, viene después de Brasil SEGUNDA parte, falta falta menos que antes, como dice una amiga, “Estamos mas cerca”

EL CAMINO DE CAMINOS:

Y así andábamos nomás.
Un muelle roto.
El alternador medio mal.
un destino incierto, con solo Diez reales en el Bolsillo.

Pero…

Con el tanque lleno.
Una llamada, una vos en el teléfono. Praia Do Forte, al norte de Salvador, estado de Bahía, Republica Federativa del Brasil.

Y así…
Vamos nomás.
De repente, un edificio, otro edificio, otro y otro, y mas otro, así multiplicándose por muchas cifras de edificios, y elevados a las potencias de edificios, y cada vez mas edificios.

Millones de millones de edificios, un edificio sobre otro edificio, una calle, sobre otra calle. Una avenida cercada, encerrada por otra, se multiplicaban de forma tal que siempre terminábamos en el mismo lugar.

Autopista por acá. Autopista por allá.
Un infierno.
Un verdadero infierno al mejor estilo de Benedicto, con todos los condimentos habidos y por haber.

Una ciudad que de chiquitita no tenía nada en absoluto. Terrible, espantosamente gigantesca, la antorchita no entendía nada, y nosotros menos que menos.
¿Qué por aquí, que por haya?,
que bajan el puente, que suben la rampa, que pasan el túnel, que pregunten allí.

¿Dónde estábamos?
Salvador, que mas que salvados estábamos atrapados, en semejante ciudad, pero así es Brasil, sus ciudades son inmensas como lo es de territorio.
Y de repente, una encrucijada,
¿Para acá?
¿O para allá?
¿Donde ir, es la cuestión?
Quedamos en el medio, frente a la baranda, para un lado un camino, y para el otro otro camino.
¿Cuál seguir?
La CAMIONETA se nos empaco. Mientras tanto estábamos en el medio mismo, autos por un lado, por el otro.
Una voz ya conocida salio desde lo mas profundo del motor de la estaciera: Hasta aquí nomás muchachos, decídanse que nos vamos hacer puré. Yo me paro, soy la mas vieja del equipo, con la experiencia les digo, déjense de discutir, ando renga con un muelle rotico, y ustedes no saben para donde diablos ir.

De un lado autos que tocaban bocina, del otro también tocando más bocinas, parecían conciertos de bocinas para dos pelotudos perdidos en Bahia.
Nuestras caras por la ventanita de la antorcha lo decían todo.
Perdidazos, en sima en el horario pico.
De no creer, pero así estábamos. Momento especial, crucial, verdaderamente emotivo. Más perdidos que el mismísimo Cristobita Colon, en la india.

¿Y como caranchos salimos de allí?
Salir salimos, porque ahora estamos en Paraguay, sino fuera por un hombre que se apiado de nosotros y nos dijo.

¿Dónde quieren ir?
Bueno síganme que les indico el camino, no sabemos si fue un ángel, pero a esta altura todo es posible. Su auto era blanco, su cabello también blanco, con una voz profunda, armoniosa. Sus ojos brillaban más que las estrellas, su rostro levemente iluminado por un aura muy especial.
Ustedes saquen sus propias conclusiones, eso si no le vimos alitas ni plumas.
Y así fue que llegamos a la Praia Do Forte.

HOMBRES Y MUJERES EN EL JARDIN DE LAS FICCIONES:

Hay lugares muy bellos, donde el mar acaricias las costas de una manera especial, donde las estrellas parpadean al compás de los trinos de un canto de ballenas. Donde el mato descansa por sobre la brisa fresca que remolinea por sobre las olas.

Hay lugares especiales, donde las tartarugas deciden procrear, donde las ballenas cantan.

Donde…
Donde…
Donde…

Donde el sistema se quiere apoderar, donde las superficialidades se hacen presente. Donde las mujeres y los hombres en vez de despojarse de sus miedos, de sus prejuicios, de sus ambiciones materiales.
Salen con mucho mas fuerzas sus egoísmos, sus individualidades, sus ambiciones y construyen una villa…
Donde, solo se es por lo que se tiene, o se aparenta tener.

Con casas bellas. Con hogares confortables. Con autos últimos modelos. Con dinero en sus bolsillos.
¿Pero acoso es eso los que nos hace felices?
Así es la libertad…
UNO debe elegir

El libre albedrío del como vivir, del como ser.
De andar cubierto con todas las mascaras habidas y por haber.
O
De andar con la piel desnuda reflejando el verdadero ser.
Uno decide en su andar.

La seducción es muy fuerte, la vista es muy tentadora a las bellezas superficiales. Pero solo es cáscara de la humanidad muerta.
Así es Praia Do Forte, una aldea maldita desde su nacimiento, condenada o tal vez premiada por el terrible capitalismo devorador de todos los sueños.
Con el tiempo, con el estar, con el saludar, con el mirar a la cara. Con el encontrarse,
la gente se VE…
Se encuentra con aQuellos y aQuellas que sus corazones no han sido envenados por el individualismo, sino con aquellos y aquellas personas que destruyen estigmas, y construyen amistades.

Los demás siguen haciendo cara de ver paisajes, mientras sus vidas se desvanecen en mínimas banalidades consumistas.

Así son los caminos que uno transita, son muchos y variados. Cortos largos, angostos, pobres, ricos, desolados, tristes, felices, dichosos, amargos, dulces, sabrosos, opulentos, ambiciosos, individuales o colectivos.
Son los caminos que están frente a nuestros pasos, en la hermosa LiVErtA.
Uno decide.
¿VOS por cual vas?

LA CASA DE FARINHA:

Y si uno se queda, el tiempo hace su trabajo lentamente, se perciben las cosas simples, las manos se encuentran, las palabras salen tiernamente de los labios. Se curan las soledades, se cicatrizan las heridas del estar, se comparte un pan, un pez, una mandioca, un vaso de agua, una sonrisa.

Así como cual Moisés, abrió los mares, el teatro, los títeres, el arte, nos abrieron el mato, para reposar en una casa comunitaria de harina de mandioca, entre su horno, entre sus palas, su aroma a tierra templada.
Compartiendo lo poco en plena sinceridad.

Con función y todo, el Ladrón de Flores, haciendo de las suyas, las caras de ver títeres con Elsa y Kassandra bailando con el padre de la Rosa, un joven hombre de 84 años que toda su vida fue un campesino que en sus manos cayosas esta el reflejo de toda su vida

Ustedes son unos malucos de verdad, esta función jamás la vamos a olvidar. Nos decían los demás malucos y malucas, y sus hijos maluquitos.

LA TRIBU DO SOL:

Ya vamos terminando esta gira, ya son varios kilómetros los recorridos, varios los amigos que supimos conseguir.
Pero no todos son amigos o amigas nuevas, sino que hay amigas viejas, jóvenes en edades, pero viajas amistades que se llevan muy dentro, así es que nos encontramos con mas arrugas, con mas experiencias, con mas vivencias, con ellas.

Las musas de la tribu do Sol, Ivana, y la Eli, viviendo en un paraíso, en plena comunidad construyendo su historia. Eligieron su camino, de un lado ven como amanece desde el mar, del otro ven como en el atardecer el sol es devorado por sobre el río.

Las aguas saladas y dulces besan sus pieles, besan sus pensamientos sus sueños vuelan en las noches de estrellas, con las brisas frescas que danzan entre sus manos.
Entre sus músicas que nos hacen vibrar los latidos.


CUANDO NO ES NO ES:

Cuando no es no es, cuando una gallina te orina, cuando un elefante te hace popo, cuando un gorrión te bombardea con su diarrea.

Son señales,
no son simples acciones intestinales de animalitos salvajes, sino que son señales que anuncian que se vienen tiempos difíciles…

Así fue que una gallina nos meo, un elefante nos cago, y un gorrioncito nos ensucio la única remera blanca que teníamos en el viaje.

¿Casualidad?
¿Quien sabe?, pero que se nos vino la racha, se nos vino.
Así es la vida del artista itinerante, hay lugares que te va de diez puntos para arriba y hay lugares que hasta se te rompe una heladera al querer descongelarla.

en esa estábamos nosotros.
Preparamos el teatro en la calle, con luces, sonido, todo. Los títeres en su lugar dispuestos a salir, las marionetas impecables, hasta habían planchado sus vestidos, lustrados sus joyas, pintado sus uñas.

¿Y que paso?
Nada, no había público.
Bueno si el publico no esta en esa calle, vamos donde lo hay, con los únicos treinta reales que teníamos salimos.
Quince reales para ir.
Quince reales para Volver.

En el Peluriño corazón histórico de la ciudad de Salvador Bahia. maravilloso, hermosos edificios antiguos, impresionantes, delicada arquitectura colonial.

¿Pero las personas?
Mas vale perderlas que encontrarlas, todos miraban y justo, justo al momento de hacer unos de los actos mas importante para el artista callejero, la bien llamada “Gorra” Salían inmediatamente proyectados hacia todas partes menos hacia donde estaba el sombrero de los titiriteros.

Lamentable, pero que coincidencia, que en la mayoría de los casos el publico en cuestión, se trataba de turistas, pero no de turistas comunes. Sino de “Turistas argentinos”. Es para reír, sino seria mejor desnaturalizarse (Lo estamos pensando de verdad)

Compartiendo el espacio con una estatua viviente, que en sus momentos de relajación nos invitaba una cerveza y nos decía
¡Si los argentinos, son así ché!

Pero todo bien, a no desesperar, ya vendrán los que valoran el trabajo del artista callejero, así fue que nos quedamos y nos seguimos quedando.
Las horas pasaron y pasaron.

Y NADA…
Como dice el tango, Volver con la frente marchita, sin ni siquiera poder recuperar los quince reales pa regresar. Una verdadera pena, pero con el corazón latiendo muy alto, los ánimos también mas arriba que las estrellas. Salimos hacia la terminal a tomar el colectivo que nos llevaba desde la ciudad de Salvador, hacia donde estábamos viviendo a unos setenta kilómetros.

Podríamos estar peor, nos decíamos, podríamos no se perder el último colectivo, podríamos estar viviendo como los hermanos que duermen en la calle. Podríamos estar sin un real en el bolsillo.
¿Qué peor que eso?
Llegamos a las seis y uno minuto de la tarde a la terminal, ventanilla azul, la línea Verde.
DOS PASAJES hasta Praia Do Forte.
No hay mas colectivos el ultimo acaba de salir a las seis de la tarde.
Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
Noooooooooooooooooooo
Noooooooooooo
Noooooo
No
Fue así que nos tuvimos que quedar a dormir en la terminal.
Colorín colorado, y la mala racha ha terminado.

LAS BALLENAS Y LAS TORTUGAS NOS SALVARON:

Después de tan mala racha, con el orín de la gallina, el popo del elefante, la diarrea del gorrión, se fueron desvaneciendo lentamente las nauseabundas fragancias. El sol fue saliendo, la gente nos fue conociendo. Primero fueron los cantos de las ballenas las que nos tendieron una gran mano, el Instituto Ballena Jubarte, los amigos y las amigas que nos abrieron las puertas de la institución organizando funciones, presentaciones.

Eso que asistimos con ellos a ver la triste historia del partido del mundial cuando Brasil quedo eliminado de la copa.
¡Mañana los queremos ver con la misma sonrisa hermanos para la presentación!
Vale la pena aclarar que por la tarde teníamos la función y por la mañana, Argentina jugaba contra Alemania.
Terrible goleada alemana, he interminables cargadas, pero salio de mas, Mazzza como dicen en la tierra de Pele.

Luego que las ballenas nos salvaron, por intermedio de INSTITUTO y toda su gente, se nos aparecieron las tortugas del Proyecto TAMAR.

Así que acuerdo, y funciones. Reales para el viaje, arreglo del muelle de la antorcha, pudimos salir, reparación de la heladera, saluditos y besitos a la amiga Gabriela que nos aguanto en su casita del barrio de los artistas partimos rumbo al Sur.

UN ENCUENTRO MUY ESPECIAL:

Cruzando la Bahía, frente a la ciudad de Salvador en un ferri subimos la antorcha, recorrimos kilómetros y kilómetros y más kilómetros para llegar hasta ITACARE, un pueblo de pescadores, gente de mar.
Dándonos la vida que uno merece, panza al sol tomando agua de coco, refrescandonos con el agua de las olas que rompen en las piedras de una playa escondida, apareció…

Pensábamos que era la Ventolera, pero no no fue ella.
¿Argentinos?
Pues si,
A yo ser Argentina.
Charla, y charla, café por medio, microbio que hinchaba los quinotos también, nos conocimos con la Caro artesana, que estaba varada en ese pueblito hacia mas de seis meses.

¡Y mira!, se puede hacer la guita para comer, pero para volver esta difícil. No llego, la cosa esta complicada. La verdad que tengo una cosilla sentimental que me esta llamando en San Martín de los Andes, y quiero regresar.

Nos miramos los tres, (Nicolas, Sebastian y la Camioneta)
¿Y porque no?
Esta Carola es una maluca viajera como nosotros, porque no la llevamos, le hacemos un aventón.
Vamos hasta una ciudad muy cerca que se llama Eunapolis, y después nos vamos hasta las megas ciudades de Río de Janeiro, y Sao Paulo, en términos antorchisticos, serán como tres cuatro días de viaje, como unos 1.500,00 kilómetros.

¿Usted que dice Carola?
¿Se Prende?
¿Se animara Carola a subir a la antorcha?
¿La antorcha la aceptara a Carola?
¿Carola tendrá que empujar a la antorcha?
Vos si fueras Carola, 
¿que decidirías?
Si volver seria un tema de puro sentimiento, de atracción fatal, de corazón sentimental.
¿Te subirías a la antorcha?

VIOLA DO BOLSO, la música de los Encuentros:

La gente se encuentra. Cuando esos encuentros comienzan con lindas casualidades, las amistades que se van forjando se templan con admiración, sencillez, que hacen que todos los momentos venideros sean fuertes, dulces, de mucho aprender y compartir.

Es difícil recibir en la casa de uno a un desconocido, pero más si son dos desconocidos. Mucho más difícil si andan en una camioneta modelo 1965, y mucho más difícil si son artistas titiriteros trashumantes.

Es jugado, es una caja de Pandora, esta llena de cosas como ese carromato en el que andan, con sus leyendas a sus costados, “Títeres del Zonda”.

¿Quién serán estos mininos?
¿Cómo serán?
¿Habrán salido? ¿Ya estarán por llegar?
¿Serán buena gente?
Por las fotos, parecen. No se, decía la Joesia.
¿Qué dicen ustedes, los recibimos?
Vemos…
Sumario, salgamos a la vereda a ver que ya deben estar por llegar los muchachos.

De repente frente a la plaza, una antigüedad se detiene en una esquina en el mismo momento que de una casa cultural salen tres personajes de película.
SUMARIO
ANSELMO
MARQUIÑO
Heeeee, los muchachos.

Fue así en el mismo momento que nosotros llegamos, los amigos de Viola Do Bolso, salieron a la vereda a ver si estábamos llegando.
Comenzamos así, se imaginan como terminamos.

Bueno nosotros no somos muy cuantitativos, pero aquí si lo fuimos por los más de ochocientos niños y niñas que asistieron a vernos.

Cada función, cada sonrisa, cada mirada, era muy especial, muy tierna, muy trascendental, muy emotiva, de mucha sensibilidad. Un público que nos brindaba todos sus sentimientos y nosotros nuestro arte, mediante el cual nos unimos en un festejo de sonrisas y alegrías compartidas.

La ultima función, la sala completamente llena, los chicos especiales, con algunas dificultades motrices estaban delante, los demás todos mezclados. Un día especial, ya que seria la ultima presentación en la Ciudad, nadie se la quería perder, habían venido de las escuelas municipales de la periferia, habían venido de una escuela de niños con capacidades especiales, habían venido niños de un hogar de huérfanos.

Todos juntos, mezclados, nerviosos, atentos, pero por sobre todas las cosas predispuestos a ver teatro, y teatro de títeres.
Muchas emociones, muchos aplausos, muchas lagrimas.

EL COMPARTIR UN APLAUSO:

Gritos y mas gritos, sonrisas, carcajadas; caras de ver títeres. El cartel del Fin, el beso en los labios de Don Arturo con Doña Rosita.
Los aplausos.

La danza de Elsa y Kassandra, moviendo sus caderas al compás de un derbaque, acariciando al público, agradeciéndoles por tanto cariño, por tanto amor. Las miradas iluminadas de las personas, la delicadeza en sus manos al querer tocarlas, los besos tiernos en la cabeza de papel.

Lo transforman todo.
La magia del arte, nos lleva a lugares lejanos, nos traslada hacia la ciudad de las mil y una noches. Danzamos todos juntos a través de los sueños y es allí en esos instantes donde el tiempo detiene su tiempo.

Las diversidades nos hacen mas iguales que nunca.
Las limitaciones físicas desaparecen.
Las discapacidades se evaporan como cuales nubes frente al sol.
Y una pequeña niña de ojos de mar, se levanta de su silla con ruedas, mueve sus manitos aplaudiendo, y nos abraza el espíritu.
Nosotros no hacemos magia, ni tampoco somos capaces de hacerla. Pero si la compartimos con aquellos que también la llevan en sus latidos.

EL DEBATE DE LOS DEBATES:

Función tranquila, normal, el público especial como todos, niños y niñas de edades diversas, de entre cuatro y doce años. Maravillosos.

Bueno, ya chiquitos a sus escuelitas, a sus aulas, que los entretengan las señoritas maestras, le pasamos la posta.

¿Pero que aconteció? El colectivo escolar, estaba con otro grupo, y se demoraría alrededor de media hora, cuarenta minutos en volver por una jauría de niños y niñas.

¿Qué hacemos Sumario?
Que el Anselmo los entretenga decía.
Y entre el túmulto de gritos, una manito se levanto por entre todas las jóvenes cabecitas diciendo: ¿Señor, señor, le podemos hacer unas preguntas mientras esperamos?

Pues claro, que si. Pero hagamos una y una pregunta. Una de ustedes, nosotros le contestamos. Una de nosotros y ustedes nos contestan.

Nos preguntaron de todo, y analizaron completamente la función, el porque de los personajes, las salidas las entradas de cada uno de los títeres, sobre las técnicas de manipulación. Sobre porque hacíamos teatro, porque viajábamos. Preguntas que nunca antes nos habían hecho.

Nos toco a nosotros preguntar…
¿Ustedes creen que nuestra obra es violenta, porque hay garrotes y los títeres se pelean tanto?
Una mano grandota, grandota, grandotota se levanto. Y una voz contesto: usted señorita maestra no puede opinar, solo los niños. Vimos como la señora nos miro, nos izo cara de gruñir, pero no hablo.

Un joven de unos once años, levanto su mano, para contestar y nos dijo: No es violenta, nosotros no somos entupidos, lo que ustedes hacen es teatro.

MOMENTO DE DISFRUTAR, MOMENTOS DE SEGUIR EL RUMBO:

Después de tantas funciones, en la sala en el campo, hasta un debate en la universidad, de compartir almuerzos y cenas, de estar mas que cuidados, mimados. Nos teníamos que ir, seguir caminando, rodando y gastando las ruedas de nuestra antorcha. Pasamos hermosos he inolvidables momentos en la playa, en las cocinas, en los talleres, en cada uno de los instantes que vivimos en la hermosa ciudad de Eunapolis.

Solo quedan los agradecimientos a la comunidad de Viola do Bolso, solo queda en lo mas profundo de nuestros corazones los instantes infinitos de tanta hermandad y de tanta solidaridad hacia nos.

EL VIAJE DEL SIGLO:

Así como la Adriana, la Amandita, el Victorino, la Giobana, el Limeño Virreinal del Ruddy Castillo, se subieron a la antorcha, para recorrer un trayecto de la gira, en este caso fue la Carola.

Se subió nomás la compañera artesana.
No se puso celosa la antorcha no fue como la trato a la Adela de Ecuador que cada vez que ella subía la hacia empujar. Esta vez parece que le cayó bien la tipa artesana.

Y viajamos, viajamos, viajamos.

Pasamos por Río de Janeiro, llegando a Sao Paulo.

CULMINANDO BRASIL:

No se preocupen ya esta terminando la lectura, llegamos a una ciudad que es la Primera en población de America, mucha gente, muy grande, muy como les podemos decir muy grande, grandotota.

Cuando nos queríamos escapar de ella, nos encontraros los amigos mamolengueros y cirqueros de Abacirco, el Payaso Carlon, el famoso y cariñoso Nino y Paty, una familia especial con los que compartimos mucho mas que una función. Momentos de charlas, momento de encuentros, momentos de indescriptibles bellezas, así como lo es la hermosa familia que nos recibió.

Recordando cada rincón del hermoso Brasil desde Caracarai, Boa Vista, Manaus, el Gran Río Amazonas, Belén, Timo, Prai do Forte, Arembepe, Ambasai, Salvador, Itacare, Eunapolis, cada kilómetro recorrido nos trae a la memoria unos bellos recuerdos,

¡Brasil lo mas grande del mundo!

Y ahora en Paraguay, que contarles de paraguay, un país enigmático, hermoso para conocer, en estado de ebullición permanente, con la juventud en pleno desarrollo político, construyendo esperanzas, sueños para un mejor vivir.

Paraguay con su Guarini, con su cultura y su identidad que se esta encontrando lentamente con su pueblo, que grita a los cuatro vientos sobre su bella existencia, momentos intensos hemos vivido, pero esos serán plasmados en palabras en la próxima crónica.

Continuara…

Nicolas
Sebastian
Títeres del Zonda

lunes, 16 de agosto de 2010

Crónica de la Gira Nº X - Brasil, Parte I- La intensidad de los sentimientos


Crónica de la Gira Nº X
“Por las Huellas de los Pueblos”

Brasil, Parte I- La intensidad de los sentimientos


16 de Abril de 2010 Ciudad de Eunapolis, Estado de Bahia, Republica del Brasil.



Y andando seguimos…

Pero cada vez más acertados de nuestra gran aventura, que estamos en el camino correcto, cada vez más seguros de la decisión que hemos tomado. Del salir del romper muchas cadenas propias y ajenas.

A esta altura del viaje se siente en el cuerpo y en el espíritu los casi dos años de trashumar, los dos años de no parar ni un momento, mas bien de no tener un momento de ponerse a pensar de lo que se ha generado, en un principio en uno mismo, y también claro en los demás.

Ya estamos cumpliendo con más de la mitad de nuestro viaje, no tenemos ropa, no tenemos dinero, no tenemos muchas cosas que el mundo materialista necesita, nos hemos despojado de muchas cosas, materiales espirituales. Nuestra visión del mundo es otra, nuestra visión de las cosas es otra, rompimos muchos muros, y construimos bellos jardines en la plena libertad.

¿Algunos nos dirán que somos unos fracasados?
¿Otros nos dirán que hemos perdido dos años muy valiosos de nuestras vidas?

No lo sabemos.

Pero si estamos más que seguros, que vamos acompañados por muchos y muchas que no tienen nada, que están despojados de todo, y nos hemos convertido en iguales que ellos.

Un instante sin instantes.
Dos personas, que llegan en una camioneta de 1965, muy antigua, verde con inscripciones en sus laterales, muy particular.

“Títeres del Zonda”

Uno flaco, y uno gordo.
Uno alto, y otro Bajo.
 Con valijas viejas, con telas mugrientas, con bártulos, con caños de aluminio. Con tornillos y tuercas dispersadas en el piso de tierra.

Y una rueda de personas, Niños, Adultos, Ancianos, curtidos de tanto vivir en una soledad perpetua, cotidiana, abrumante, desesperadamente solitaria y olvidada en todos los conceptos. Pueblos perdidos de los pasos de cualquier caminante.

¿Y que acontece?
Un ritual, el mismísimo ritual del teatro de antaño, el mismísimo instante de magia, donde las miradas se devoran los silencios, donde los instantes se transforman en cajas de Pandora, y la música de Astor Piazzolla, con un adiós Nonino lo invade todo.

Completamente todo.

Cada pequeño movimiento de estos dos personajes es minuciosamente observado por una docena de personas, va que decir una docena, un centenar de personas, va que decir un centenar un millar de personas, que jamás de los jamases vieron teatro y menos que menos teatro de muñecos.

Pantalones negros.
Camisas Negras.
Un Sombrero de Otavalo.
Un Sombrero de Saraguro.
Un Saco de Oruro.
Un chaleco de la Paz.
Los pies descalzos,
Como queriendo acariciar la tierra que pisan sus ya cansados cuerpos de tanto andar.

Y EL MOMENTO se aproxima.
Los latidos se aceleran.
Las manos comienzan a sudar

Y los nervios se mezclan con el murmullo lento y suave de un público que no sabe en lo más mínimo lo que acontecerá en un retablo negro, porque ni siquiera saben lo que es.

¿Por donde saldrán?
¿Qué será eso que esta allí?
¿Qué harán estos dos gringos?
¿Qué será esto de Tiatro?
                           Y el tango de la Biyuya, con la voz de Marina comienza a tocar, en un baile tranquilo y fugas de dos calaveras que se unen para hacer estallar carcajadas de los que han perdido ya sus dientes.
                            Sonrisas puras y aplausos tiernos.
Y vienen las caras de ver títeres, las caras de ver fantoches
Los garrotes aparecen.
Las flores, los ladrones, Doña Rosita, Don Arturo.
Rosendo, Don Julio Aryentino Corazón de Roca, Xoxen.
Las hachas, las flechas, las bombas.
El Fuego.
  Y los gritos de los niños y las niñas.
Y más gritos
Y Montones de gritos.
 Que hacen romper las estructuras de los que dicen que son grandes, para regresar en el tiempo y volver a convertirse en niños y niñas con arrugas, con manos llenas de callos de tanto trabajar.

En ese mismo minuto donde todos dicen: ¡un besito…!
en la boca, en la boca.
                      Un cartel, un viejo cartel asoma por el teatro anunciando
el FIN de la obra.

Ya no somos iguales que en el comienzo, algo ha sucedido, se han roto las cadenas, se han mirado los espíritus desnudos, el publico no es el mismo, los titiriteros no son los mismos.

Todo ha cambiado, todo se ha movimentado, los sentimientos, las caras son otras, las sonrisas son otras, las actitudes son otras.

La justa, y necesaria magia del teatro ha dado su toque en cada corazón de los allí presentes.

No somos iguales.
Nos sentimos más hermanos.
Las emociones se ven en las lágrimas del público, de los titiriteros, en las sonrisas de los niños y de las niñas, en una manito muy pequeñitica que saluda.

Y todos nos transformamos en muñecos de cartapesta, muñecos de papel; todos volamos al mundo sin muerte, al mundo del juego, al mundo de las risas. Todos nos hacemos marionetas donde nuestros hilos se unen a los hilos de los otros.

Y así bailamos en la danza de una vida más feliz, de un mundo sin violencias, sin mezquindades, sin hambre, sin frío, sin aquellas cosas que nos duelen en lo más profundo de nuestros sentimientos.

A través del teatro y el arte, a través de nuestra muchas veces olvidada humanidad.

BRASIL, EL PAIS DE LAS EMOCIONES FUERTES:

Brasil.
Ya estamos muy cansados, no solo nosotros dos, sino que también la maravillosa antorcha, nuestras vivencias se han transformado no en ríos caudalosos, sino más bien mares apasionados.

Estamos muy sensibles, ya que nos han paso miles y miles de cosas con demasiada sensibilidad, no nos podemos escapar a esos sentimientos. Anécdotas fuertes en un país de gente maravillosamente bella.

El corazón de los brasileros es mucho mas grande que el país en el que ellos viven, es impresionante, ahora estamos como en el medio de este gran territorio, mas precisamente en el Estado de Bahia, en una ciudad que se llama Eunapolis.

Ya hemos dejado atrás el enigmático amazonas, para adentrarnos en la fuerte cultura del Nordeste Brasilero, se nos hace muy difícil plasmar en palabras lo vivido, tantas cosas, tanta gente que nos brindo una mano, tantas funciones, tantas energías generadas por el arte. Tanto compartir que seria muy lamentable olvidarnos de alguna.

Trataremos de que por lo menos perciban las vivencias que para nosotros fueron mucho mas fuertes en lo concreto y en lo espiritual de nuestros pasos por estos caminos.

TEATRO DE ANDANZAS Y LA MONTAÑA DE CEMENTO EN EL CORAZON DE LA SELVA:

No solo hablamos en español en la America Latina, no solo están las lenguas originarias, sino que también están otras lenguas producto de las invasiones conquistadoras, así como la castellana, que vino desde la España misma, tambien esta la Portugueza. Para nosotros es algo muy raro, de un lado imaginario de la frontera que también es imaginaria, un lenguaje y del otro lado de esa rayita imaginaria otro lenguaje.

No se entiende. Pero si se comprende la historia nefasta y sangrienta que tuvieron nuestros pueblos en el momento del remate de las tierras, en aquel mal llamado descubrimiento. Donde un señor, pelado y gordo con su tunica tenida de rojo sangriento decidió por intermedio de un Dios despótico, repartir la tierra “descubierta” en dos imperios, el Español, y el Portuguez, de acá para acá, es de una corona, que habla español, de acá para acá, es de otra corona que fala portuguez.

Y nos cagaron.

Pero la cultura, y la gente trasciende esa sangre derramada, y la hermandad se hace mas fuerte porque en la resistencia a la opresión desde el lado español, o desde el lado portuguez es la misma. La gente con sus puños en alto de un lado y del otro es igual. Cambiaran los rasgos fisiológicos, pero la lucha es la misma, frente al dominador, frente al opresor y los gobiernos que ellos mismos imponen.

¿Y que paso?
Bueno tuvimos que aprender hablar en portuguez. Las primeras funciones la gente nos miraba, nos aplaudía cuando salía en cartelito de Fin, que para colmo en portuguez, fin se escribe FIM, así que hasta allí andábamos malucos.

Pero con paciencia y gracias a la gran pero gran mano que nos dieron los amigos de Locombia, allí en Boa Vista, pudimos superar ese objetivo, después de varias presentaciones, pudimos hacer que nos entiendan un poco más.

Y así, que como siempre, andando y andando, llegamos al Parque Nacional Virua, allí en el medio de la mata, donde comienza la floresta, donde nace la selva, comenzamos a aprender sobre la diversidad de este maravilloso país.

Funciones varias, en comunidades de pescadores a las orillas del río Blanco, allí junto a los biólogos, los geógrafos, los amigos nuevos supimos entender mínimamente lo que serian los nuevos caminos por recorrer.

Y después de pasar por la reserva indígena amazónica, de la comunidad Walmiri Atroari, donde solamente se puede transitar en un cierto horario. Donde las autoridades policiales especifican que no se recomienda parar en el camino, porque parece ser, que allí los indios tienen mañas antropófagas se comen algún turista cargoso que va a sacarles fotos hasta cuando duermen.

Siguiendo las instrucciones policiales, como buenos y santos viajeros, pasamos derecho, derechito por esa zona, eso si se nos rompió el tren delantero, y perdimos unos tornillos de la antorcha, ya que la ruta estaba muy llena de pozos, no se podía esquivar ninguno.

Llegamos a la húmeda ciudad infernal de Manaus, allí con una hermosa galera, fuimos recibidos por nuestras amigas angeles que nos cuidaron, Nara y Melissa.

Impresionante, la ciudad muy grande muy llena de vida, jamás hubiéramos pensado que semejante ciudad estaba en el medio de la amazonas, allí donde comienza el gran río.

Y así conjuntamente con los amigos del centro holos nos quedamos un mes en esa ciudad, haciendo las gestiones para embarcar a la camioneta en una balsa para llegar a la ciudad de Belen, ya que no hay camino entre estas ciudades.

Toco viajar por el amazonas, en un barco con muchas familias, por unos cinco días. Uno cerraba los ojos mirando el Río, y los abría mirando el Río también, en ciertas partes parecía un mar, se veía a lo lejos muy lejos la costa, y en las noches solo unas pequeñas lámparas iluminaban las pocas casas que a lo largo de las costa se encontraban.

Una aventura sin precedentes, viajando con familias enteras que migraban de una ciudad a otra, para comenzar nuevamente con sus propias historias, llevando consigo sus pocas cosas, su televisor, sus ollas, sus ropas, todos sus pocos bienes.

El viaje de sus vidas, el viaje que jamás volverían hacer, dejando en su pasado terribles historias de hambre, de dolores, de olvidos, para cambiarlas por una nueva esperanza, por un nuevo futuro, por un nuevo comenzar.

Es increíble, nos contaban sus historias con las lagrimas en sus ojos, con sus niños en sus brazos, pero con sus espíritus radiantes al nuevo despertar. Así también nos encontramos con un hombre que era minero de diamantes, una actividad prohibida y penada con la cárcel en estos días por el estado brasilero. La búsqueda de la piedra preciosa, la mas grande la mas pura piedra de diamante, para una vez por todas vivir dignamente. Tantas historias que será en otro momento que las escribamos, ya que sino seria interminable esta crónica.

Así fue, que pasaron los días en el barco, durmiendo en redes, y sorprendiéndonos en cada momento del viaje, en una parte donde el río que se hace más estrecho, las mujeres de la costa que viven en sus precarias casas de cartón, y de madera, escuchan el barco que viene.

Salen rápido de sus casas, suben a sus hijos semidesnudos y pequeños a sus rudimentarias canoas, y comienzan a chapotear con sus manos el agua del río Amazonas, pidiendo que les tiren unas monedas. La gente que va en el barco como toda gente pobre, tiene compasión con los de su misma clase, envuelven dulcemente en bolsas de plástico unos paquetes de arroz, de fideos, unas golosinas, las cierran fuertemente y se las tiran. Para que ellas las recojan.

Es muy impresionante las imágenes, las personas viven en una pobreza extrema, tienen todo, y no tienen nada.

En este momento solo toca suspirar, y mirar el cielo.
Así es así seguimos, y se vienen muchas canoas, que invaden las aguas marrones  de un río correntoso. No son mujeres, ni tampoco son hombres, ni menos piratas.
 Sino que son niños, y niñas, desde cinco hasta unos trece años, que con una impresionante agilidad, se enganchan al barco en movimiento.

Un momento justo a una velocidad muy experimentada, tiran su manito un arpon, que en la punta lleva un garfio como para que los sostenga, y así contra la corriente ellos se prenden del barco.

Hacen unas maniobras y de repente están arriba del barco, compartiendo una gaseosa, o comiendo un chocolate que los tripulantes les regalan.

Suben con sus canastitas vendiendo camarones y productos confeccionados en la región, palmitos, pescados, jugos, bananas, y tantas cosas, por unos pocos reales.

Así como llegan se van, como cuales aves en pleno vuelo, sonríen, miran asustados y con gran valentía, se retiran silenciosamente hasta que otro barco llegue  a las costas de su casa.

Volver a repetir su aventura.
Un momento, un pequeño momento de compartir cultura, de transgredir la soledad, de romper con esa incomunicación, al subir al barco para sobrevivir, para demostrarnos que ellos existen, que ellos están allí.

Que ellos ríen y viven también en las orillas de un Río llamado Amazonas.

EL ENCUENTRO TAN DESEADO:

Y no es para menos, ya la estábamos extrañando mucho, sin verla, solita, tan semejante viaje, tantos momentos vividos por nosotros. ¿y los de ella?

¿Que contara la antorcha?, ¿Que contara nuestra maravillosa camioneta?, solo ella lo sabrá, ya que tubo que viajar solita, solita unos días antes que nosotros en otra balsa, y llego el momento de encuentro en la ciudad de Belén del estado de PARA, en el nordeste mismo de Brasil.

Y así nomás como llego partió, la chequeada de siempre, el aceite, el agua, la batería, el aire en las ruedas. Un poco de limpieza y a los caminos.

Como nos dijo la Anastacia Garcia, vayan donde los reciben, así tal cual, vamos a donde nos reciben pero esta vez el trecho era muy pero muy largo, unos tres mil quinientos quilometros. En varias etapas.

La meta: PRAIA DO FORTE, norte del estado de Bahia.

Salimos silbando bajito, despacito despacito, con todo en orden contentos de volver a las andadas, pero con un pequeño problemita en los bolsillos.

DESTRUYENDO SOLEDADES:

Así que con todo absolutamente calculado, los centavos, las monedas los billetes, todo calculado en la libretita de viaje. Tantos kilómetros, tanto combustible, tanto dinero.

Esto queda, se compra pan, banana, y queso. Se duerme en el camino, en algún puesto de combustible, estación de servicio. El tema importante que para llegar al lugar donde nos reciben, no podíamos estirar nada las monedas, no nos alcanzaba el dinero, porque los ahorros y la plata que habíamos generado se nos había gastado en el pago de la embarcación por el río amazonas, nos había costado el doble de lo que pensábamos, entre el viaje nuestro, como también el de la antorcha.

¿Bueno entonces que?
Tocaba  llegar a una ciudad intermedio del camino, y allí hacer lo que sabemos hacer, marionetas, y fantoches, títeres, en la calle misma.

Elegimos la ciudad, que seria, Teresina, desde Belén donde estábamos, hacia allí unos mil kilómetros.
                         Salimos nomás.
 Unos dos días de viaje, constantes y sonantes desde muy temprano, y calculando como para llegar a Teresina por la mañana temprano y hacer las gestiones para podernos presentar en la calle con Elsa y Kassandra, hacer unos reales y seguir el viaje.

Todo bien, todo tranquilo.
Y aconteció lo que no tenia que acontecer.

Pequeña ciudad, un semáforo que cambia de color, pasa a Rojo, nos detenemos, unos instantes…

¿Qué?
(No no fue un choque, tranquilos)

El cambio que no entraba y la antorcha que no se movía, ni pa delante, ni para atrás, las bocinas que comenzaron a sonar, las putiadas en portugués, y los nervios que comenzaron asomar.

¿Qué paso?
Esos síntomas no los conocíamos de la antorcha, que diablos pasa, bueno bajamos, la empujamos como pudimos y nos tiramos debajo del motor para ver que acontecía con el embriague.

Nada, y nada.
Tirados allí abajo, comenzaron acercarse, primero uno, después otro y otro, gente que pasaba y les llamaba la atención primero el carro, y luego la placa, “Argentina” y nos preguntaban ¿Qué nos estaba pasando? Pregunta, que pregunta.

Paso un hombrecito que vendía en la calle, antenas y fundas para celulares, allí se tiro abajo con nosotros y nos dice es una manguerita que esta rota, toca cambiarla nada mas.

Y así que fue la búsqueda de la manguera, pero cuando uno esta de viaje, en un lugar que no es el de uno, y mas aún en un país que tampoco es el de uno, todo se torna doblemente complicado, y a eso le sumamos el idioma.

 Se nos acerco un muchacho. No se si nos vio tan mal, que le dimos tanta lastima, y el mismo nos llevo a los lugares donde podríamos conseguir el repuesto, primero en su moto, luego en su auto, de un lado hacia otro.

Hasta que por fin lo habíamos encontramos, el bendito repuesto. Nos tiramos debajo de la antorchita, mano que va mano que viene, Ya esta.
Probamos
Una vez

Probamos
Dos veces
Tres veces
Y…

nada
       No pasaba nada, solo las horas, y todo continuaba igual.
La tiramos con el mismo auto del mismo muchacho que nos había ayudado, hasta un mecánico amigo de el.

Y allí comenzó otro capitulo de la historia esta, el Mecánico nos dice, se rompió el cilindro de embriagué, será difícil encontrar uno porque es un modelo antiguo, hay que ver para adaptar otro.

No conocíamos a nadie, estábamos completamente solos, y sin dinero alguno.

¿Qué hacemos?
En esos momentos solo toca dejarse llevar por el mismo destino, solo toca tranquilizarse y ser sinceros con uno mismo, que las cosas van para donde deben ir. Pero eso lo decimos ahora, que han pasado el tiempo, en ese momento es muy difícil.

Conseguimos el repuesto.
Lo arreglaron y nos dijeron, vaya con Dios.

LA COMUNIDAD DE SANTO ANTONIO DE TIMO:

 Y no nos quedo otra que irnos con Dios, un abrazo que fue fuerte con lagrimas y emociones en los ojos, después de dos días de tratar de solucionar aquel problema, ya todo esta bien. Y eso nos llevo hacer una devolución a esa gente, a esos nuevos amigos, entonces decidimos hacer una función de Teatro de Títeres, y donde mas que en una fiesta patronal, del santo del pueblo.

Mas tranquillos, con la camioneta en perfecto funcionamiento, nos presentamos, realizamos varias funciones, nos alojaron en un salón parroquial, títeres a la gorra, títeres para toda la familia.

Compartimos el pan y el vino.
El desayuno, y las risas de una comunidad de verdad, unida por la religión, más allá del rito católico, más allá de las formalidades que lleva estar vinculados con la iglesia. Todos compartiendo, todos trabajando por la felicidad de todos.

Volviendo a una iglesia primitiva en conceptos, una iglesia pura, transparente, clara, el ritual en comunión verdadera con las actitudes de la comunidad. Era increíble ver la armonía de las personas, la calidez de las relaciones, las risas, los dobles sentidos, las chispas, las energías que se generaban entre todos.

Mucha gente, la iglesia repleta de personas, jóvenes, ancianos, niños, todos, utilizando el rito, como medio para compartir un momento en la comunidad, no como medio para hacer lineamientos, ni direccionar pensamientos, sino en la plena libertad de cada uno, para hacer posible una convivencia mas armónica entre todos.

Maravilloso, nos sorprendieron, nos dieron de comer cuando no teníamos comida, nos brindaron una sonrisa cuando estábamos desesperados, nos acariciaron el corazón cuando mas lo necesitábamos.

Nos alentaron a seguir, andando, nos pusieron las alas de los ángeles para que voláramos hacia nuestro destino.

LA PRAIA Y EL MAR:

Y llegamos nomás hasta la casa de Gaby en Praia Do Forte, allí en un mundo muy diferente al que veníamos nos encontramos con un muelle roto de la antorcha, con nuestro cansancio mas presente, nuestras fuerzas mas debilitadas.

Para recuperar el aliento, recuperar energías y levantar las velas para seguir andando, pero esta será una historia de otra crónica que ya se esta escribiendo como para no atosigar tanto la vista y cansar los pensamientos.

Los vientos van bien, laS cosas se ordenan, y los títeres hacen de las suyas, en todos los lugares donde salen en escena, en las escuelas en los teatros, en la calle misma. En las casas de Fariña, en las ciudades, en las comunidades rurales, en cada lugar que nos hemos presentado, se ha generado un momento único, fantástico, indescriptible de risas, de silencios, de intercambios, de abrazos.

El publico, la gente, el pueblo nos contiene, y nosotros los contenemos con ellos, algo mutuo, especial y mágico, como es el  TEATRO DE TITERES.

Ahora en la ciudad de Eunapolis con los amigos y hermanos del Punto de Cultura VIOLA DO BOLSO, mas de 800 niños nos han visto, hemos compartido tanto en solo una semana, muchas funciones, mucho trabajo, pero sobre todo mucha energía, y pensando mucho en lo una vez el Maestro Eduardo Di Mauro nos dijo, cada niño que vea aunque sea una única vez una función de títeres posibilita que el mundo cambie y sea mejor.

No se si a esta altura nosotros ya lo hemos cambiado para otros, lo que si la visión del mundo para nuestros sentidos, ha cambiado mucho y por eso estamos muy felices de hacer lo que hacemos.

Sebastian Aurelio Berayra
Nicolas Martinasso
TITERES DEL ZONDA
FANTOCHES DO VENTO