martes, 19 de mayo de 2009

CRONICA DE LA GIRA V

CRONICAS DE LA GIRA
“Recorriendo las Huellas de los Pueblos”


Republica de Bolivia- Achacachi, Ajllata, Achocalla y Obrajes

CRÓNICAS DE LA GIRA V

Ciudad de Lima, Republica del Perú.

Bueno aquí estamos nuevamente en el momento de plasmar en palabras algunas de las tantas vivencias maravillosas que hemos pasado en la Bella Bolivia.

Ya estamos en Lima, pero desde la ciudad del Alto hasta aquí han pasado muchas cosas, mucho aprendizaje, muchos kilómetros han pasado por debajo de las ruedas de la Antorchita.


Despacito, despacito acariciada por el viento y bendecida por las lluvias ella va, y nosotros con ella vamos también, dando pasos agigantados de lugares en lugares, y así como ella es. Humilde tierna, fuerte como una madre nos protege, nos lleva pero no solo a nosotros sino también a la familia que vamos construyendo en la gira, por las Huellas de los Pueblos.

A esta altura de haber realizado mas de ocho mil kilómetros y tantos mas, podemos decir que no estamos haciendo esto solos, sino viajamos con muchos y muchos mas que los cincuenta títeres que llevamos. Como nos paso en la gira por el interior de la Rioja, con la queridísima Amandita, o la también amiga Adriana, Ines y el Vícto, Perla. O como también nos paso en Salta con el Luisito, o Andrea. He, también en Jujuy con el Alejandro. Todos se sumaron al itinerario de la Antorcha, todos subieron en ella para ser parte de la gira.

Aquí en Bolivia, también. No fue la acepción.

Pero esta vez fue muy especial, la familia Chambi, del Marco, huy un poncho rojo, su esposa, sus hijos el Tonio, el Rodrigo y el niño que todavía no tenia nombre; además de esa rama de Chambi, se nos sumaba la Giovanna y el Nano. Bueno el Nicolás manejador y yo el copiloto. Partimos hacia Achacachi.

La cosa no estuvo fácil, no no, bastante complicado, ya tarde como para salir, pero con la esperanza bien puesta en que la antorcha arrancara, es que el día anterior había estado muy, pero muy frío, señal que deberíamos empujar.

Las siete de la tarde en la ciudad del Alto, imagen de una negrura noche que va invadiéndolo todo a su paso. El frío espeso va penetrando las ropas de lanas y la invitación a encerrarnos tras las paredes naranjas de ladrillos estaba siendo entregada en los mismísimos cuerpos nuestros, solo nos manteníamos despiertos por el rechinar de nuestros dientes.

Caía una lagrima, y se hacia hielo al instante.

¿Y que hacíamos nosotros?
Empujábamos a la antorcha, si por unas diez cuadras, esperábamos que no sucediera como el día anterior, cuando el Roger de tanto empujar se nos desmayo, si se pego un golpazo; trompa al suelo. Va no sabemos si fue por darle un envioncito a la antorcha o la fama de dandi del compañero. ¡Muchas mujeres! Y se desplomo por el piso.

Pero esa vez contábamos, con fuerza del Marco, la Giovanna, el Jaimillo, Rubén y el Nano que nos hacia renegar.

Una vez…
Otra vez…
Y Otra vez…

La antorcha no arrancaba,
la cosa estaba fulera.
No arrancaba, le dábamos y nada che.
Las gotas de sudor, ya habían colmado nuestros rostros pálidos de frió. Pero bueno no fue en vano; ya que dijimos, bueno antorchita, querida viejita cordobesa, esta es la ultima empujada.

Y que paso?
Aleluya santa antorcha.
¡Arranco! ¡Arranco! ¡Arranco!
¡ARRANCO!
La tres veces Santa, arranco...
Para alegría de los presentes.

Pero esto no quería decir que allí se terminaba todo, no. Nada que ver, allí comenzaba todo. Cargamos con todos los integrantes que faltaban y rumbeamos a la Provincia de Omasuyo, para el lado de Achacachi, muy cerca del Lago sagrado del Titicaca. Unas dos, tres horas de viaje, el camino según los conocedores nos decían que nada de subidas hasta los cóndores, va ya estábamos en el Alti-Plano. Alto como a unos 4000 metros sobre el nivel del Mar, y planito, planito.


Partimos, con música de fondo, escuchando una variada rítmica, Leon, Los Manseros, La Biyuya, y claro las Cumbias Colombianas de la Constanza Prieto.

Las estrellas parecían caerse del cielo, los nevados parecían estar viéndonos pasar y asombrarse de tanta locura andante, la negra noche invadía cada rincón de nuestras miradas. Y la antorcha andando, sin problema.

¿Donde ir?
Achacachi, el pueblo de los ponchos rojos, los rebeldes, los extremistas, los subversivos, los que no les gustan los gringos, los que matan perros y ministros de gobierno. Allí íbamos los zondas sin saber que pasaría.

Volábamos en la camioneta, saltando por las estrellas caídas del firmamento, saltando por las montañas en la oscuridad, mirando un paisaje nocturno precioso, calido tierno, inquieto y desolado.

¿Donde están las personas?
Y mas donde pueden estar sino dentro de sus casas, con el frió estarían mas que congelados si estuvieran por la calle.

Hablando con el Marcos de la música que sonaba en la estanciera, y los chicos que jugaban y el bebe que de vez en cuando murmuraba un llantito, pidiendo leche.
Todos y cada cual disfrutando el viaje
Todos y cada cual aventurándonos aquella experiencia maravillosa de estar en esos eternos y maravillosos momentos.
Cada uno en su mundo, construyendo y destruyendo pensamientos, sueños, iluciones.
Y de repente…

Una bifurcación del Camino.
Pa un lado Copacabana, y pal otro, Achacachi.
Y el después de unos centímetros del paso.

Los inexpertos guías antorchisticos, gritaron al unísono, es para aquel lado…
Para ya…
Hay que doblar, hay que girar, hay que ir para el otro camino.
El conductor, dio un volantazo, rugían los hierros oxidados del la dirección de la camioneta, un silencio invadió el interior de la misma.

La velocidad en la que nos trasladábamos no era la común, la de crucero normal, sino que íbamos como a mas de 400 kilómetros por hora. Las imágenes de las casas que pasábamos solo eran simples sombras del color del arco iris.

Las luces solo destellos.

Y las sombras de los árboles, solo líneas mas negras que la de la noche, se quebraban sus ramas al momento de pasarlos, sus troncos se balanceaban besando el piso.
Una polvadera entremezclada de fuego, humo y polvo se veía en la parte posterior de la Estanciera.

Así que imaginante…
A esa inigualable velocidad. Doblar.
Todos nos amontonamos pa un lado, montoncitos de Chambas en un costado. Heeeeeeee decían todos, heee repetían todos.

Heeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!
Yaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Y la camioneta fantástica quedo en una sola rueda, parecía una perfecta equilibrista, nuestras caras aplastadas contra los cristales, deformadas. Espectros tétricos de un susto inigualable.

Hasta que solo la Elsa y la Kasandra nos pudieron salvar. Si ellas solitas pudieron equilibrar a la inercia, solo ellas con su gran generosidad marionetil, pudieron darle el equilibrio que nos faltaba para que no volcáramos.

Nos salvamos por las Tetas. (*)


Y así luego del suspenso en una rueda, la Antorchita calmo sus ansias de velocidad. Bajo a sus normales 80 kilómetros, así pudimos llegar Achacachi.
Tarde, por la noche y nocturna oscuridad. Frio. Llegamos, sanos y salvos todos.
El recibiemiento del pueblo, fue espectacular, esquivamos una tranca policial que queda en la entrada y derecho, derecho le dimos.

Pasamos por la plaza principal, los resabios de una gran feria estaban allí desparramados por el piso, de vez en cuando una figura que parecía ser humana resplandecía la soledad nocturna, tambaleándose de un extremo de la calle hasta otro.

La arquitectura, una mezcla de vivencias y culturas. Momentos históricos mezclados en sus edificaciones. Difícil de describir, casas altas, casas bajas, de colores fuertes y otras de colores claros. Adobe, ladrillo sapo, tejas o chapas también. Algunas muy modernas, y otras muy viejas como si hubieran quedado así congeladas desde la época de la colonia.

Achacachi, pueblo de los ponchos rojos, valientes, vengativos, tímidos, bellos, carismáticos, con facciones que no son las mismas que la mayorías Aymaras, personas especiales, orgullosas de su origen.

Tan temidos, que el gobierno años atrás les puso en el medio del pueblo una guarnición de Milicos. En la entrada una semejante barrera con unos cuantos policías para ver quien sale y quien entra, y el porque de su visita a este pueblo guerrero.


Miren cual es la premisa del pueblo, cuando luego de chupar unas cervezas estos quieren tomar el Cuartel y hacerse de las armas y echar a los soldados. Por ejemplo una historia es que a la entrada hay una gran cerro, y en tiempo de levantamiento en defensa del Evo Morales, las comunidades originarias crearon allí su cuartel general, lo fortificaron y desde allí tenían su comando de operaciones, lo chistoso fue que los soldados se acuartelaron y tenían mucho miedo que invadan el cuartel.


Otra por ejemplo es que en Bolivia el servicio militar es obligatorio todavía, entonces cuando una achacacheño debe hacer la colimba, este por el honor del pueblo y para que lo respeten como igual, se tiene que robar un fusil de los milicos. Bueno muchas veces caen al calabozo, pero luego el pueblos los festeja con una gran comilona. Son increíbles.

Unos de los pilares mas importantes del Evo, muy revolucionarios combativos y de armas tomar, los achacacheños. Allí haríamos funciones, presentaciones de fuego en el hermoso lugar.


Muchas funciones en muchas escuelas.

Comenzamos con el colegio Mariscal Santa Cruz, más de setecientos alumnos, funciones a granel y artos chicos y chicas. Impresionantes, increíbles. Todos sentaditos y bueno con la participación de la Giovanna Chambi, titiritera de pura sepa, nos mandamos a comenzar la gran y espectacular jornada.

El Sultan Fernando Nanito Chambi, nos ayudaba también, en una parte el Rodrigo y el Tonio, allí estaban dándonos todas las manos posible, y nosotros titiritiando. Muy cansados, pero felices, contentos. Muy buena la recepción de las funciones. Famosos nos íbamos haciendo, los niños o las niñas nos saludaban en la calle.

¡¡¡Titiriteros!!!


Hasta terminar y poder ir a descansar.
Y una noche, de las tantas que llegamos exhaustos de tanto andar, un paso se escucho en la escalera. Una sombra. El hombre de traje Azur.

Una voz.
Un golpe.
Y otra vos.

¡Se puede!
Y el silencio invadió la habitación, el temor se sintió en nuestra piel, los bellos de las manos se erizaron.

¿Un condenado?
Un hombre que había vuelto de la muerte porque tenía cuestiones pendientes en vida que resolver…
La mama Chambi nos había dicho en Achacachi todo es posible, hay condenados, hay Cati-Cati. Hay lagos encantados. Hay energías ancestrales, que lo hacen así. Mistico.


¿Que era eso? ¿Quien era ese?

Hasta que se asomo, su rostro desfigurado, sus ojos parecían los de las chinas supay, sus pelos, no estaba en el lugar que deberían estar.

El movimiento de sus pasos y la sombra de su proyección intimidaba.

Hasta que nos miro fijamente a los ojos y quedamos hipnotizados con la fuerza sobrenatural de su observancia.

Y nos hablo…

¡Hey chicos, traje algo para brindar! ¡Tomemos un poco!
Yo estoy borracho, pero feliz de que estén aquí.

El Marcos, era que venia de una fiesta aniversario del pueblo de Ajllata, donde es maestro de la escuela.

Y así nos machamos con el, un aguante la verdad que envidiable, sacamos la guitarra, y al canto de chacareras, zambas, y vidalas nos pusimos a beber los minutos de la noche.

Nos tomamos todo, un singani, bebida blanca, digan que llego la esposa del Marco, que nos salvo de la botella de vino tinto en cajita made in Argentina que había traído el Amigazzo, sino todavía tendríamos resaca.


Lo vino a buscar con una escoba.
¡¡Estas no son horas para seguir chupando, mañana tenes que ir a la escuela, y los chicos deben hacer funciones!!

Así que se termino la tomada, la guitarra entro solita a su estuche, y no se escucho ni un ronquido. La Giobiss, corrio al Nanito y se recostó despacito despacito, Nosotros sin hacer el mas mínimo de los murmullos nos recostamos también


Y a la mañana siguiente…

El Tonio, de cuatro añitos, decía:- ¡Mami, tan mal los títeres del chonda!
No hablan! ¡Tan mal los chonda!


Nicolás no podía con su vida, y teníamos que ir a la escuela del Marcos, así que nos aprontamos a comprarle alguito pa la resaca. Tomo su te, y comió sus frutas, se recostó un ratico mas para recuperarse un poco.

Desde la escuela nos llamaban y nos decían, venga ya que los pofres están curándose de la borrachera y no pueden dar clases, vengan hacer función.

Así que bueno tomamos fuerzas de las montañas y salimos, hasta Ajllata, un pueblo que esta frente al Lago Titicaca, maravilloso hermoso, increíble.

Nos esperaban con almuerzo, un pescado muy rico, pero muy fiero de cara, que es de la zona, una sopa, para ir curándose de la enfermedad del alcohol. Preparamos todo para la función y el capisimo del Director de la escuela, nos dice:


:- Amigos, estamos en la dirección, si quieren ir a curarse, que estamos haciendo una pasadita de cerveza!!

Al parecer toda la escuela esta en pedo, la fiesta del día anterior, había sido presenciada y auspiciada por todos.


No le dijimos, mas tarde, puede ser, es que sino no vamos a poder hacer la función. Así que comenzamos, muy buena presentación, los niños y niñas muy especiales, muy tímidos, muy en sus mundos, pero muy curiosos.

Bella, muy bella función.


Terminamos siendo invitados por las autoridades originarias a comer lo que le llaman una fiambrada. Sobre el aguayo, se coloca maíz, papa, chuñio, y unas salsas en unas cuencas de barro, con carne, que puede ser de pollo, chancho.

Y así uno come un poquito de todo, con la mano, en redondo, y compartiendo comida con dialogo, con miradas, con risas. Muy lindo. Allí estaba una autoridad con su poncho rojo, y su chicote símbolo de su puesto en la comunidad, con su esposa una cholita a su lado.


Es increíble, cuando una persona es elegida autoridad por sus años, su actuar en la comunidad, su experiencia, ocupa el cargo, que es de mucho honor entre sus pares, y su esposa también adquiere el mismo rango social, además a todo evento debe ir con ella. En el caso de que no fuera así este carece de legitimidad en sus acciones y para todo necesita la aprobación de su esposa.

¿Que les parece? Esto es para las chicas de la Juana miren que bien.


Y así recorrimos las maravillas del paisaje de Ajllata, entre tanta hermosura vimos una pequeña parte del festejo que seguía del día anterior, hombres cantando y bailando al sonido de los vientos, danzas comunitarias. Y las señoras sentadas en el piso compartiendo un gran almuerzo.


Nos sentamos ¿y que puede haber ocurrido?
Una cholita, con sus tantos años, que en sus manos reflejaban la dureza de la vida, nos invita con un plato de rica comida, que no pudimos despreciar. Alguna devolución hay que hacerle a esta gente nos miramos y nos dijimos.

Así que fuimos a buscar nuestros títeres cholitos, y dieron un mini espectáculo a las señoras allí presentes, sorprenderte, inimaginables las reacciones de esas señoras. Algunas tímidamente, mostraban unas sonrisas y otras muy asustadas, nos decían en Aymara:-¡¡No que debo regresar muy de noche a mi casa y me asustan!!

Así fue, y quedara impregnado en nuestros pequeños corazones como así también en los grandes corazones de todas esas hermosas personas.


ACHACACHI, lugar de hombres y mujeres luchadoras, ACHACACHI, ensueño de montañas y el Lago encantado. ACHACACHI donde viven los amigos.


Y así, y así volvimos a desandar lo andado.

Regresamos a la Ciudad del Alto, pero bueno, allí mas experiencias. Funciones y salidas nocturnas.


¿Que quieren saber sobre las funciones?
O
¿Las salida nocturna?

Bueno fue función también esa salida nocturna, fuimos a un barcito en el barrio de la Cárcel San Pedro, famosa por sus recorridos turísticos, no fuera de ella, sino que dentro.


No tuvimos el privilegio de ir, pero si estuvimos en las adyacencias de la misma, fuimos hacer una función en un bar.

Allí con la Caraberas a la música de la Biyuya, y con los Cholos al canto de la linda vos de la Giobis, y el Nicolas. Claro que sin olvidar de la Danza de la Elsa y la Kasandra, nos ganamos los aplausos de los presentes.


He, me olvidaba de la Dora, he si la lectora del Tarot, impresionante, la gente pedía mas y mas, lectura de las cartas egipcias, pero bueno como la Dora es una diva, y las divas están muy ocupadas con sus amoríos, no pudo ser.


Pero a los tres que les leyó las cartas, quedaron con dudas y luego preguntaban al titiritero, que este como bien desconocido de las cosas no supo ampliarles del tema.

:-Pregúntenle a la TravaDora, yo no se leyer tarot egipcio.

Para ir culminando con esta crónica andariega, no puedo dejar de contarles que bueno, además de hacer funciones en la calle, realizamos unas muy especiales por ejemplo en la cárcel de mujeres de Obrajes.


Nos invito la gran Hormiga, la Alejandra, he que linda y bella amiga, durante estos caminos que una anda, conoce mucha gente, hermosa, y ella es una de ellas. Trabaja en derechos humanos del Congreso de Bolivia. Y ella viene realizando unos trabajos en las cárceles de Mujeres así que nos invito hacer una función allí.

Nunca por hechos propios o ajenos estuvimos en una cárcel, pero esa ves bueno fue la primera, y la verdad que fue muy interesante, sacamos de la cotidianidad constante a esas mujeres por lo menos unas horas.


Allí no solamente están las mujeres, sino que también están sus hijos, y no son pocos, sino que son muchos, y muchos mas de los que uno se puede imaginar. Salen de la cárcel los wawas, al jardín o a la escuela y luego regresan.

Y allí están encerrados como sus madres. Entonces en el marco del mes del día del niño fuimos nosotros mas un grupo de músicos alegrarlos un poco.

Tuvo bueno, los niños y las niñas felices, y sus mamas también. Todas hartas tejedoras, allí las señoras meta aguja, y aguja, con sus tejidos y sus lanas, una producción artesanal de ropas.

No pudimos registrar mediante fotos ya que los de la entrada no nos dejaron pasar con la maquina, nos la retuvieron mientras estábamos allí. Nada de fotos.

Unas experiencias muy cómicas nos sucedieron que valga escribirlas para compartirlas con todos ustedes. Por ejemplo con la caserita cafetera. Una Cambita, la chica unos treinta añitos mas o menos debe tener, y vendía tortas y café.

Estaba un poco enojada con la Alejandra, ya que ella había llevado chocolate para repartir y torta entre la gente, y la caserita le decía que le venia arruinar el negocio. Por eso estaba enojada.


Pero bueno nos pudo vender a nosotros unos cafecitos y unas tortas entonces como que se le paso un poco, y entre café y torta, la caserita nos decía :-No trajeron cerveza, he se las compro, aquí no podemos tomar, y daría cualquier cosa por una cerveza. Che la próxima traigan una que se las pago muy bien.

La otra anécdota me toco a mi en particular con una señorota, grandota, grandota, grandota, cuando salimos con las marionetas, los que nos vieron saben que la sacamos por el publico, y las acercamos a las personas, les bailamos, los acariciamos, y todo lo particular y general del espectáculo ese.

Salí, despacio hasta la gente todas las señoras tejiendo, sonreían, y acariciaban las manos y las caras de las marionetas, como así también alguna se animaba a darles un beso, muy tímidamente.

Y de repente veo una gran mole, una señora impresionante, sus cabellos, largos y sus manos gigantes, y sus pies, y llevaba puesto un gran delantal también inmenso, me dirijo a ella, voy a subir la marioneta para que la salude.


Y que…
La señora me vio, tan feo, pero tan feo, que tuve miedo, y automáticamente la baje me ice el distraído y seguí mi camino, dejándole el de ella también libre. Fue uno de los momentos que en mis entrañas sentí el temor de que me cortaba los hilos de la Elsa.

Si no te imaginas, lo que fue, yo me había hecho ya la película ver a la Elsa, mi marioneta tirada en el piso, con un pie sobre la cartapesta y la gorda saltando sobre ella.

Noooooooooooo
Preferí la cobardía para durar otra batalla, y arrugue si, pero todavía la Elsa sigue bailando.


No voy buchoniar lo que me contó la Hormiga sobre esta señora, ya que porai puede ser la esposa de alguien que recibe las crónicas, va ya difunto a esta altura; pero si que tenia antecedentes de ser una señora Violenta.

Safamos, la Elsa y Yo de la gorda asesina.


Y la ultima de la cárcel, esta fue con todos ya habíamos terminado la función, de repartir juguetes a las wawas, y de repartir también el chocolate que había sobrado, y nos disponíamos a partir.

Estábamos el Nicolás, Gionaba, Alejandra y Yo, fuimos a la salida que esta custodiada por personal de la penitenciaria, en este caso era una femenina, caucásica de metro setenta, tez morena, ojos oscuros saltones, y le decíamos, nos vamos, entregue la cámara y los documentos así salimos.

Y que había otra mas, una señorita allí, que dice, bueno yo también pertenezco al elenco, y me voy con ellos.

Y la femenina de la penitenciaria, decía vos, vos no te hagas la viva, vos tenes que quedarte aquí.

Y esta decía:- No yo no ve soy del grupo, soy una marioneta que se están olvidando los chicos, déjeme ir.

JA JA sos chistosa, he.


Y nosotros le decíamos si mira nos olvidábamos una marioneta, he déjela salir.

Así fue la experiencia en la Cárcel de Obraje, interesante, impresionante, y de mucho aprendizaje por parte nuestra.

Bueno, tendríamos para seguir escribiendo mucho mas sobre Bolivia y tantos y muchas vivencias que cansaríamos la verdad, y pues por esto Vale, hemos de terminar aquí para algún día poder ampliarlas tal vez.


Ahora estamos en la ciudad de Lima, Perú, extrañando la Paz, los Chambis, a Alejandra la Hormiga, La Lea, el Uruguayo que nos regalo una bombilla para el mate del centro cultural de Sopocachi, el Huguito, la caserita de la esquina, la Ceja, el camino Viacha y las tantas gentes hermosas que hemos conocido por allí, pero bueno es momento de continuar el viaje y seguir haciendo familia, quien sabe que nos deparara el destino.


Pero lo que va hasta el momento seguro que cosas muy bellas, con gente hermana y hermanos del camino de la bella Latinoamérica.

Abrazos y besos para todos y para todas ustedes
Millones de sonrisas multicolores y a seguir en la lucha, hasta la victoria siempre!!!

Notas:
(*) - Perdon por el bocavulario Vulgar, pero fue el puro reflejo de la verdad.
Sebastián y Nicolás
Títeres del Zonda

viernes, 8 de mayo de 2009

CRONICAS DE LA GIRA IV

CRONICAS DE LA GIRA

“Recorriendo las Huellas de los Pueblos”

NRO. CUARTA

Republica de Bolivia-Ciudad de la Paz y Ciudad del Alto

CRÓNICAS DE LA GIRA IV
Ciudad del Alto, Bolivia

Aquí estamos pues, nuevamente en la tarea de preparar estos relatos que nos sirvan de memoria de tantitas cosas vividas y permitan compartirlas con tanta gente linda que nos sigue los pasos.


Cuando nos aventuramos a esta travesía soñábamos con tener en Bolivia un tiempo de residencia en alguno de sus lugares que nos permitiera conocer desde lo cotidiano a la cultura del altiplano; Y recuerdo que pensábamos en la Ciudad del Alto como un lugar ideal por su tradición de luchas y fuerte identidad aymara. Y acá estamos amigos. El sueño concretado. Y la profunda gratitud a una familia que nos abrazó como a propios integrantes. Las emociones haciéndose nudo en la garganta de recordar momentos compartidos, gestos, charlas… no son los paisajes, ni las “rarezas” de un “otro cultural” lo que hacen mágico este viaje (de por si interesantes), sino justamente aquellas cositas que se van viviendo día a día cobijaditos al calor de verdaderos hermanos que vuelven a hacerte enamorar de nuestra Patria Grande.

Al llegar a la ciudad del Alto nos sorprendió el tráfico y las maniobras de los “minibuses” (utilizados para el transporte público) que parecían apiñarse y por momentos atorarse en la zona conocida como “la Ceja”. Son los momentos donde hay que sacar de la galera el séptimo sentido que nos ayude a desplazarnos como uno más y, siguiendo la corriente, llegar a buen puerto. Encontramos un tranquilo lugar para esperar a nuestra amiga (hasta ese momento sólo conocida telefónicamente). Un par de horas de esperar hasta juntarnos con la Giovana, nuestro ángel guardián de ahí en adelante…

Giovana es un ser único. Especial y maravilloso. Es de aquellas personitas que embellecen y dignifican la vida. De aquellas que ante cualquiera quedan en una estatura difícil de alcanzar. Tres cualidades que capaz lo expliquen: mujer, aymará y titiritera.


Así fue el recibimiento en el Alto. Cediéndonos camas, ofreciéndonos comida, calidez, cariño. Nunca será suficiente nuestra gratitud a la familia Chambi; compuesta, además de Giovana, por Papá y Mamá, Rubén (el chino), Roger, la Georgina, el Jaime, y el nanito (hay además quienes ya no vivien en la casa como el marquitos, el Nelson y están además los y las esposas de algunos de ellos). Con toditos compartimos anécdotas, comidas, charlas, pequeñas complicidades cotidianas.


Hemos aprendido desde historia (familiar, regional y hasta nacional), cultura, cosmovisión. A través de ellos hemos admirado a un pueblo entero y sus tradiciones. Han sido los guías para apreciar mejor el sentido comunitario y popular de las “morenadas” (un despliegue de danzas, ritmos y color) y sus personajes como los achachi, las chinas… u otras expresiones como los bailes de los Auqui Auqui, o los waca waca.

Hemos degustado de platos típicos. Mucho maní, preparado de innumerables maneras, yuca, chuño (inolvidable chuño), pescados…

Sobre los lugares: Villa Adela se convirtió en nuestro lugar de residencia durante nuestra estadía en el Alto. Un tranquilo barrio en donde sobresalen las construcciones típicas del alto: ladrillo y en algunos casos adobe. Ubicado a unos 20 minutos de la Ceja, digamos la zona céntrica de la ciudad. Desde allí se baja a la ciudad de La Paz, vía una autopista desde la cual se puede apreciar un paisaje inigualable de la metrópolis construida en gran parte sobre las laderas de los cerros, y más allá, el nevado del Illimani

Increíble, las palabras se hacen muy pequeñitas ante tan maravillosas personas, no tenemos la sensación de estar en un lugar exótico, ni raro, ni nada de eso, es una sensación muy extraña, pero maravillosa es como haber encontrado una parte de nosotros en cada personaje que se asoma por estas calles.

Una energía muy especial, muy nuestra muy latinoamericana, colmada de simplezas que construyen una gran cotidianidad inmersa en un mar de significados puros y llenos de cultura.



¿Queres que compare mi vivencia allí, en argentina, con el aquí?

Es complicado, pero esta parte de Bolivia, tiene un encantamiento que nos hace pensar muchas cosas. Allí en Argentina, las normas, los códigos, las estructuras en cierta forma han triunfado, y por un lado la vida tal vez esta mas “ordenada”, pero carece de muchas cosas, como las que aquí existen.

La libertad, el encuentro con el otro, el mirar a los ojos del que siembra, cosecha y va hasta la vereda, tira en su aguayo multicolor, el fruto de su trabajo, lo cuida, y lo vende. Y desde allí uno valora mucho mas el fruto de la pacha mama, como así también el esfuerzo humano del que planto la semilla y cosecho su fruto.

En el aire se respira, la esperanza que muchas veces por allí nos hace falta. Aquí todo es posible, porque la gente lo hace así.



No espera recetas mágicas de gobernantes de turno, la pelea, la lucha, la resiste día a día. Desde la madrugada hasta pasada la noche, se trabaja constantemente, pero feliz, alegre, orgullosamente, y en ese encuentro con el otro enmarcado en un respeto de diversidad esta la magia que hace que uno se enamore de cada instante.

Algo muy especial, que les parecerá muy simple, pero sucede aquí es el encuentro entre las señoras en su mayoría ofrecen su mercadería con el que compra. Es el calido contacto que cariñosamente se llaman ambos “Caserita/o”. Particularmente en un principio no entendía esa relación, pero ahora después de un tiempo puedo decir que voy comprendiendo.



:- ¡Buenos días caserita! ¿A cuanto las habitas?

:-¡Buen día caserito! Están a un bolivianazo, caserito, fresquitas. Cómpreme…

Simple, jamás pase por ese lugar, pero ese simple dialogo de afecto y respeto, sin saber nada del uno del otro nace en esa transacción. Increíble no?

Mas aya de los roles, del que compra con el que vende, mas allá del trueque esta en lo simple de la esencia de la comunicación. Aquí en Bolivia no busquemos porque no hay esos grandes supermercados, donde hay todo, menos comunicación humana y desde allí el fruto del trabajo humano se transforma en una simple mercadería.



Aquí no sucede eso, el contacto con el otro, es lo esencial, lo importante, lo que no te deja ver esa mercadería transformada en cosa, ves la zanahoria, el tomate las frutas, las papas, con tierra y en las manos del que te la entrega esta la misma tierra, regada con su propio sudor.

No se por donde seguir nuestro relato, ya que son infinitas las experiencias que aquí estamos viviendo así que bueno me pondré a relatarte un viaje desde Villa Adela hasta la Ciudad de la Paz:



Ocho de la mañana, ya es muy tarde para la bella familia Chambi, ya que ellos se levantan a las dos de la mañana para elaborar sus delicioso y sabrosos churros. Amasada, fritada, contada y venta.



Doña mama, la emprendedora. En sus manos, en sus ojos y en su fuerza esta la vitalidad de la familia, con sus churros a cuesta ya ha emprendido su camino hacía las caseritas para su venta, gracias al trabajo colectivo y familiar un día mas de abastecimientos de churros en la ciudad del Alto ha pasado.

Y nosotros recién levantándonos…

Los mister, como nos apodado el caserito de la esquina, con las lagañitas en los ojos, acariciando a la antorcha que congelada esta, nos disponemos lentamente abrir el grifo que esta como si lo hubieran soldado por la noche.

El frío baja desde las montañas, invadiendo todo desde el atardecer. Su sombra lo acapara todo y los huesos rechinan, la noche no solo es sinónimo de oscuridad sino que a esto se le suma el rechinar de los dientes por el frío que azota cariñosamente toda superficie de esta tierra.

Por la mañana es como si fuera un resucitar de la vida, y la luz del astro sol se ve acompañada con una calidez suave de un alejamiento leve de ese frío que estremece las entrañas.

Y el agua se desliza lentamente, la sensación de espasmo nos invade desde lo mas profundo de nuestro ser, el frío se hace mas frío.

Y de repente…
En un instante…
En un segundo…
Y de sorpresa…

La vos de la Georgina, nos inunda de calor humano y afecto, el desayuno esta sobre la mesa.

Como si fuéramos al polo, norte o sur, da lo mismo, mucho frescor, que sube por los pies, deslizándose seductoramente entra acariciando todo el cuerpo, para dejarte boquiabierto inundado todo de mocos y estornudos.

Pero ante tanta insistencia melifica del tiempo, uno tiene sus armas. Calzoncillos largos, camiseta, medias de lana, pulóver uno, pulóver dos, campera, bufanda, y claro que no nos podemos olvidar del gorro.

Aunque no lo crean, aunque les parezca mentira, aunque digan esto están fumados, necesitamos gorro para el sol, es fuerte, fuerte, fuerte. Te achicharra las neuronas y tras tener pocas, hay que cuidarlas.

Así salimos a la calle.

Se abre la puerta, y allí otro mundo, no hay duendes, ni hadas, ni elfos. Sino mejor, cholas, cholitos, Wawas, mucha gente, curtida del clima. Pieles ásperas, oscuras, marrones, negras, blancas. Manos arrugadas, manos tiernas, manos fuertes. Rostros ancestrales, hermosamente bellos. Ojos oscuros, ojos frescos, ojos con mucha inmensidad.

Miradas, y miradas.
Y allí ves, y lees sus pensamientos.
¿Qué hacen estos gringos aquí?

Llegamos a la esquina, y allí vienen, y allí van, y allí están, y…
Cuidado…

A mucha velocidad, a todo lo que dan, allí vienen, y allí van, y allí están y…
Cuidado…

Un murmullo las acompañan, que se hace cada vez más fuerte, cada vez mas cerca se escucha. Un rostro que se asoma, una sombra se vislumbra en la lejanía.

“Ceja” Ceja”; “Ceja”, camino Viacha, Ceja, directo…

Otro, “La perez”, Autopista, “La perez”
Armendia, Armendia, el Prado.

Umsa, el Prado, estado Mayor…



El murmullo se transforma en bullicio, el bullicio en griterío, y la sombras se transforman en gentes, que se ve desde la ventanilla de una combi.

Los aguayos, los sombreros de las cholas, los bultos, y las Wawas en las espaldas de las señoras de polleras, hacen del vehículo una gran escenografia fantástica, colorida he inigualable.

Y allí vienen, y allí van, y allí están, y…
Cuidado…

Un boliviano…

Y te subís
O
Te suben.

Que es lo mismo.
Sentarte, seguro no te paran si no tienen asiento, vas aplastado pero muy bien sentado, el ¡Buen dia! Esta a la orden del dia, sino mas que irrespetuoso sos.

Panorama indescriptible, un aluvion de personas en la calle, van, vienen, todos unos por alli, por alla, el peinado, el despeinado, el que sigue borracho, el que esta con resaca, el que vende, el que compra.

Pero ninguno con cara de traste, o como aquí se dice con cara de pompis. Todos a trabajar, hacer tramites, a visitar parientes, todos alli en un pequeño lugar sin oxigeno.

:-¡En la esquina me bajo!
:-¡En la esquina, dice que se va a bajar!

Huy, que quilombo…
La movilidad se para en cualquier lado, donde haya un lugarcito, auque este sea el medio de la calle, si el pasajero que se baja esta en el fondo, toditos nomas se tienen que bajar para darle lugar al que dijo :-¡En la esquina me bajo!

Nadie, putea, las cosas están muy bien entendidas, y allí bajo, el señoriíto que había abierto la boca, a tranco ligero y a cara dormida.

Todos, a dentro de nuevo, y en sus respectivos lugares.
“Ceja” Ceja”; “Ceja”, camino Viacha, Ceja, directo… Un joven por la ventana va diciendo a los transeúntes de las veredas.

Un boliviano.
Y de repente, la movilidad, esta llena, completa, ya no cabe ni una aguja, ni menos una chola.

Y se escucha: ¡Vayan alistando sus pasajes!

Comienza con los de adelante, todas sus moneditas a pagar, despacio de adelante para atrás, cada uno paga su pasaje, y el combi va levantando velocidad.

Como si fuera avión, pone sus turbinas y agarrate catalina, que hasta la luna no para. Un cambio para arriba, otro para abajo, y le salen las alas. Sus espejos con escrituras que parecen japonesas, invocan a la fuerza universal, el motor se asoma dando alaridos de estruendosos relámpagos y allí volamos…

A una ciudad inigualable, acariciada por su Illimani, la nieve se hace más blanca, y las nubes espumosas bajan tranquilamente a bailar una morenaza en la calle principal.

No hay lugar para más casas, todo la ladera de la montaña esta llena, de ventanas, puertas y paredes de ladrillo, en algunos casos adobe.

Y allí bajamos y no al infierno, sino a una ciudad que enamora, allí estamos y allí vemos, y allí nuestro corazón late mas fuerte al compás de la inmensidad de una cosmovisión única.

Es difícil, describir cual es la sensación de ver por primera vez a la ciudad de la Paz, las palabras se van con las nubes quien sabe a que lugar, pero allí esta a mas de 3600 metros de altura.

Todos juntos en esa movilidad, yendo a un mismo destino, distintos pero iguales, semejantes pero diferentes, volando mágicamente hacia un lugar encantado por la naturaleza propia de la gente.

Y de repente…
En un latido…
El mercado…
Y los olores a frutas, verduras y carnes.
Llegamos, para luego volver a subir.

Ahora ya estamos en la Ciudad de Lima Peru, pero eso no quiere decir que no vendrán crónicas de Bolivia, ya que allí nos han pasado bellas y sensibles he interminables experiencias que nos han colmado nuestros pequeños corazones.



Achacachi, pueblo de los ponchos rojos, subversivos, gente extremista de poca parla y mucha acción, lo que se llamaría en la jerga izquierdosa “Revolucionarios” gente de pocas pulgas, allí estuvimos los zondas. Achocalla la vencida, allí se nos quedo la antorcha, en un camino de mucha pendiente pero nos dimos el gusto de volver subir, y bajar, hasta de hacer una hermosa función en un centro educativo.

Bueno…

Esto es de otra crónica, la que viene después sumada al adentramiento en el Peru, Continuara…


Un abrazo y sonrisas multicolores.

Nicolas y Sebastian

miércoles, 8 de abril de 2009

CRONICA DE LA GIRA Nº III





CRONICAS DE LA GIRA

“Recorriendo las Huellas de los Pueblos”

NRO. TERCERO

Republica de Bolivia-Tarija-Camargo-Potosi-Cochabamba

Estas crónicas se escriben en una noche en la ciudad del Alto.

Acá entonces, retomando con la tarea de mi compañero, relator de estas crónicas hasta el momento.

Sobre Tarija, nomás recordar nuestra entrada en el llamado día de comadres. Desfile de cholitas, plaza colmada y, música.

Nuestro viaje continuó, en una mañana, por lo que lleva el nombre de cuesta de Sama. Para quienes no la conocen, una cuesta que pareciera interminablemente larga y que no acabaras nunca de subir. Alta ella. Tuvimos la sensación de que fue la prueba más difícil que soportara la antorcha. El paisaje: inolvidable. Nos sentimos muy orgullosos de que la antorcha nos estuviera conduciendo por esas alturas. Hasta un cóndor pudimos visualizar de cerca.


Una anécdota de aquel momento fue encontrar a una anciana en aquellas terribles alturas, caminando a penas. Cholita. Cansada. Increíble encontrar a un ser humano caminando por allá. Pues esta anciana lo hacía, dirigiéndose a la casa de su única hija. Tuvimos el placer de poder acercarla, kilómetros mas arriba.

Luego la bajada, dispersos poblados, hasta llegar, luego de colorados paisajes, al poblado de Camargo, donde hicimos noche y descansamos hasta donde nos permitió la fiesta que esa noche se realizaba en la posada.

Nuevamente camino jodido nos tocó al retomar la ruta. Ripio, tierra, y esta vez, no la altura, sino la incomodidad del terreno y el polvillo invadiendo nuestra cabina. Pfffff… la sensación de estar perdidos en la nada, jajajja. Y hasta que por fin, encontrar la intersección de la ruta que proviniendo de Villazón, conduce a Potosí, nuestro destino. Altura, recalentamiento del agua del radiador y finalmente... vitalizamos el cerro rico de Potosí. Majestuoso. Entrar por las angostas calles de la ciudad. Carnaval. Frío. Y alojamiento por fin.


Ya Potosí, la primera semana significo esperar que terminaran los festejos del carnaval para poder conseguir que alguien nos recibiera con nuestra propuesta titiritera. Y en la segunda, ahí si, pudimos conseguir funciones: jardin de infantes y prefectura de Potosí.

La antorcha sufrió una suerte de resfrío y al parecer se congeló, por lo que parte de nuestras preocupaciones se enfocaron en procurarle un mecánico, que al fin y al cabo no recetó mas que un empujoncito por las empinadas calles de Potosí. Arrancó la valiente.

Una de las perlas de nuestra estadía fue el encuentro con viajeros y viajeras, intrépidos, arriesgados. Esa confirmación de locos habemos varios por el mundo. Bello eso.

Desde Potosí nos dirigimos a la ciudad de Oruro, donde pasamos un par de días, para reponernos del viaje. Para sorpresa nuestra, se festejaba el aniversario de la fraternidad de La Diablada, y es así que pudimos deleitarnos con una muestra nocturna de la tradicional danza. Diablos, diablezas… chinas diablas, osos.

Y desde Oruro, directito a Cochabamba, donde nos espera nuestro a migo y colega, el Grober. Nuevamente alturas que trepar con nuestro vehículo, luego tierras mas llanas hasta llegar a esas cálidas tierras.


Conocimos allí a esta hermosa familia titiritera. Compartir charlas, sabores y el gusto por el teatro de títeres. Una bella estadía de dos semanas nos retuvo entre ellos y nos permitió sentirnos como en familia en Bolivia. Sentimiento que no nos abandonaría ya más. Y es que cuando vienes viajando de lejos, el sentir la calidez humana de una familia que te brinda lo mas bello que tiene, sus afectos, puede ser lo mas importante que te suceda. Infinito será nuestro sentimiento de gratitud a todos ellos.

Nuestras presentaciones en Cochabamba: Gracias a los títeres El Waki, en la salita del parque vial y el plaza central de la ciudad.

Perlitas: inolvidable la noche de fiesta con la familia e invitados. Según el Grober, no se repiten sino cada cinco años!!!. También para el anecdotario será aquel momento cuando en el momento de realizar nuestro trabajo con Elsa Y Kassandra (nuestras seductoras marionetas bailarinas) empezamos a recibir los insultos del pastor de turno que daba sermones en la plaza: “no vayan donde están esas marionetas del demonio” “el arte no salvara a nadie”… y más. En aquel momento fue con Grober y Sebastián, un tanto ofuscados, se dirigieron donde el pastor a contestar con vehemencia (putiar) al buen pastor insultador de artistas… jajaja, para el recuerdo, si, para el recuerdo aquello.

Gracias títeres el Waqui

Nuestro camino seguír rumbo a la ciudad de La Paz, donde otra amiga y colega nos aguardaba. Y hasta el próximo relato entonces.



Nicolas
Sebastian

miércoles, 25 de febrero de 2009

CRONICAS DE LA GIRA




CRONICAS DE LA GIRA

“Recorriendo las Huellas de los Pueblos”

NRO. SEGUNDA

La provincia de Salta, Jujuy y el Adentramiento en la Republica de Bolivia.

Aquisito nomás estamos en la ciudad de Potosí, en la Republica de los hermanos Bolivianos recorriendo sus ripiados caminos. Muchas aguas han corrido por sobre las ruedas mágicas de la señora cojonuda que nos traslada a nosotros dos y a los tantitos títeres en esta gira; LA ANTORCHA majestuosa he imponente, haciéndonos acercar a los tantos parajes, pero principalmente a los tantos personajes que nos han dado un poquitico de sus vida para así nosotros poder seguir rodando.

En aquel 18 de Enero en el que realizamos una función de despedida a los amigos y familiares en la Ciudad de la Rioja. Allí todos y todas acariciando los entrañables pisos de la encantada sala de teatro llamada la Kaona de Papel, como dice mi amiga Yuliana.

Muy especial encuentro aquel, con mucha linda gente. Convocada inigualable, por parte de quien? Nosotros un poco, así como con ganas de zarpar en la balsa de los sueños, ansiosos, inquietos, y por que no desesperados por la búsqueda de las huellas de los pueblos. Entonces quien diablillos se encargaría de la difusión, para que la sala se inundara de millones y millones y trillones, y quintillones de gentes?

No se…
La Miriam nos decía, ¡Ustedes están colgados chicos, no se van mas, yo por las dudas no convoco a nadie hasta ultimo momento. Ese San Pedro los ha dejado en los cerros!

Hasta que paso, lo que tenía que pasar, y que mas que los niños se encargaran de la difusión, se subieron toditos nomás, no cabio ni una aguja en la antorcha, adentro pues, no se cuantos eran, pero si se que la camioneta reventaba en un estallido frondoso y palpitante de alaridos:

“Atención familia, chicos y chicas. Hoy función de títeres en la Canoa de Papel, el teatro del barrio, a las 20:30 horas”

¡He se olvidaron algo mijitiquiitos, que nosotros necesitamos el sustento, che!

“Haaaaa, colaboración a la gorrrra” a voluntad.

Y así jue, la Isabela apuntaba y ordenaba la cuestión, te toca a vos, a vos y a mí, el turno del altoparlante. Ángelo, a mi, a mi me toca. “Atención familia, chicos y chicas, hoy función a la gorra, en el teatro del barrio a las 20:30 horas, vengan todos, aquí están los títeres del Zonda

El Agustín, ¡Si teatro de títeres, para toda la familia, chicos y grandes, en la Kanoa de Papepel.

Un quilombo, pero pior que el de los negros esclavos ya que esos estaban mas que organizados, sino que este estaba hecho un revuelo. Yuliana, a mi me toca, a mi me toca, he vos ya hablaste, “Títeres en la Ca------no------a de papel.

Y quien sino un mayor adultero allí poniendo las cartas en el asunto, Doña Elbita, con su vos de florcita de cardon bien espinado.

“Niñitos, pórtense bien, sino el Nicolas los va a bajar de la camioneta”
Chocha la vieja, en el asiento delantero entre las fotos del Che Guevara y la Frida Khalo, mire mijo que lindo esta este hombre, buen mozo, que lastima que la Mirian se haya encontrado con este teatrero, ese el Daniel y no con el…

¡Cuidado, poso!
Para un lado, para el otro, unos desparramados en el piso, otros por el techo haciendo acrobacias, otros estampados en el vidrio, decid que estaban los chicos, que me tomaron de los pies, sino me volaba y el viento me remontaba como un barrilete sin hilo.

Así pues che, se realizo la convocada, gente de todo el mundo asistió, bueno un poco bolacero soy. Gente de toda América Latina Jue. Bue, ta bien.

¿Gente de todo el país?
Ta bien, me doy como dice el chavo, gente de la Rioja, vecinos, vecinitas, del barrio, El Hugo, la Julia, la Maria Julia, el Diego, el otro maravilloso Diego solucionador de asuntos, también estaban, la Su, (Familia del Nico) Bueno el Agu en la primer fila.

Los entrañables hermanos del espíritu, como van a faltar, el Daniel, la Miriam, el Colacho, la Adriana, la Amanda, el Negro Ledesma, aunque no lo podamos creer, se movió de su bello nido y fue hacer el aguante allí. La Analia con su Miguelon, y los tantos amores que uno los lleva en el corazón y tanto nos hacen bien que estén allí.

Así fue, nuestra partida de la Rioja, entre abrazos, y llantos de esperanzas, completos, extasiados, inundados nuestros pechos de los latidos de tanta bella gente. Con mucha energía para poder seguir haciendo lo que nos gusta.

¿Y a donde los llevan los vientos del zonda?

A Salta, al encuentro con la Ventolera, otra loca sana como nosotros, titiritera no podía ser. Tres generaciones de sangre titiriteriles, su aguelo, su pa, y ella.

Una furmila de nacimiento, a su casa a su nido, a su sala de teatro. Como bueno ocupas que somos nos instalamos alli.
Si ustedes no saben los titiriteros somos cambalacheros, cosita que encontramos en la calle, cosita que juntamos, cosita que guardamos. Va en un sentido; cosita que encanutamos, cosita que acumulamos, por si las pulgas, por si necesito ese objeto extraño que algun extraño arrojo a la calle. Imagínense la casa de la Andrea, mas nuestros bártulos?

¿Que da de esta temible ecuación? Despelote, despelote ordenable pero en fin despelote.

Y allí pasamos un ratico, de días conociendo mucha gente linda como el Luis, la Josefina, Mario y tantos mas que se aburrirían de tantos nombres, va porai les vendría bien si están esperando una guaguita y pensando en el agrandamiento de la Flia, si es así avise pues che.

Pero, pero bueno, también conocimos gente fea, mala, maliciosa, corrupta, oscura en su interior, así llena de odio, envidia, posesiva, bien alimentada por el sistema reinante. No todo es bellllo en el reino del Señor.

Todas unas cuestiones que no vienen al paso recordar ya que es perder pólvora en chimango como se dice, pero estos insignificantes no merecen ni una sola palabra para que ustedes leyan ni para que yo les escriba.

Pero que los hay los hay.

Así que solo en Salta pudimos trabajar los fines de semana por estos individuos que apestan. En una feria, los artesanos una masa, la Cristina Sanchez muy copada esa mujer. Y también debutamos con nuestras bailarinas en los bares de la calle Balcarce.

Mientras tanto le rompíamos los ovarios a la Andrea, tratando de trabajar internamente en el grupo para sacar un próximo espectáculo que es el de los Cholos y el Diablo.

Y en paralelo compartir eternas charlas filosóficas titiriteras y del espíritu, del corazón y claro de las huevadas, sino que fuera la vida.

Conocimos a la famosa 142, Elsa, la titiritera, esta lleno de titiriteros salta, que bueno, y asi de andar y andar, tuvimos nuestra función en la sala de la Ventolera, que fue muy gratificante compartir con tan bellas personas, tantas cosas.

Y de tanto estar en Salta, la antorcha se nos enojo, nos dijo:
¡Heeeee! ¿Para cuando? ¿O están de cuento?
Se les van a gastar los rocas y a regresar al hormiguero.

Por suerte con trabajar los fines de semana, quedábamos con el debe y el Haber en equilibrio, sin un peso mas ni uno menos, como contabiliza por aya por los malos aires mi amiga la Mariela y el pelado contador.

Pero la antorcha nos llamaba a partir, en busca de nuevos rumbos…
¡Aya vamos!
Les voy hacer sincero en mis comentarios, me pongo adultero, y les digo desde aquí, la ciudad mas alta del mundo, que bueno, uno esta aprendiendo muy mucho, los procesos en el viaje son constantes, las vidas que uno conoce son muchas. Los encuentro que uno tiene son también muchos.

Por el tema del carnaval no hemos podido hacer función desde Salta, no nos desesperamos porque sabemos que en el caso de que necesitemos millones de dólares y de euros, los tenemos a ustedes.

¿Ho no?
Ja, no se asusten, es un chiste.
Pero si hemos como salido en una mala época como para generar recursos autogestionantes, así que aquí andamos contando los días para que esta bendita pagana fiesta se termine.

¿Y Mientras tanto que?
Disfrutamos de los sabores y aromas de los más ricos vinos y nos prendemos a la diversión de los carnavales norteños.

Pero retornando a la adultes, les puedo decir que estamos viviendo muchas sensaciones de mucha belleza, pero también de muchos análisis sobre nuestra realidad, en constante estado latente de aprendizaje. Cuestionándonos en cada paso, de lo que uno es, de lo que uno quiere, del contexto en el que se vive, desde donde uno viene.

Increíble, muchas cosas, mucha gente que nos abre su casa sin conocerlos, nos brinda todo, nos prestan sus camas, nos cobijan, nos reciben, nos alimentan, nos dan caricias en nuestros corazones. Nos dan aliento, nos cuentan sus vivencias, sus experiencias.

Y así vamos andando, con los pies firmes en nuestras convicciones, con las manos y los puños bien el alto resistiendo, contándoles de cada uno de ustedes a los demás, haciendo historias, viviendo la vida como queremos vivir.

Pues, andando, llegamos a Jujuy donde nos recibió el Alejando, estuvimos dos noches por esos lindos pagos, hablamos con todo el mundo, para hacer función.

¿y que nos contestaron?
Tamos en vísperas del carnaval changuitos, no tenemos un peso, para pagarles, además la autorización para hacer teatro de títeres a la gorra en la plaza principal no puede ser.

Cuento viejo, ese que ya lo hemos conocido en Salta, che muchachas y muchachos esta complicado el espacio publico, dos locos solos no podemos tomarlo, ya que vienen los robocoop un cachetazo y nos rajan, pero creo que hemos cedido mucho el pastito de la plaza.

Hay gentuza que se ha creído que el espacio publico les pertenece y solo ellos pueden decidir por el. Que mal.

Si esto es el avance del orden y las nomás, mas que norma prefiero la liverta.

Ante tan extremado trato, no tuvimos otra que partir a la quebrada, allí cargados y con la Antorcha lustrosa salimos. Despacito, despacito, subimos, bajamos, nos cruzamos con gendarmes, les robamos varias sonrisas, nos dimos cuenta que también son personas.

Y llegamos a Tilcara, el pueblo de la cultura de la quebrada, que nos pusimos hacer entonces…

¿Podemos hacer función en los museos?
No para nosotros no es temporada alta, tonces no hay función.
¿Podemos hacer función en la plaza?
No, estamos en vísperas del carnaval, tonces no hay función.

No, no No
No.
Hay muy lindo sus títeres, pero NOOOOOOOOO

No, teatro de títeres en carnaval, no No se puede. La semana que viene tal vez puede ser.

Ante tantos no.
Nos fuimos, un poco bajoniados, pero bueno vimos la otra cara del carnaval, que aunque parezca un poco feo, directo y fuera de contexto, la verdad que es una sensación amarga.

Todo en estos lugares, gira entorno del alcohol, por parte de las autoridades y funcionarios, el carnaval es un momento donde todo esta permitido, se muestra la cáscara, y se le quita la esencia de lo ritual, de lo mágico del encuentro, de lo comunitario, de la autenticidad, cambiada a un turismo golondrina que solo quiere devorar un instante de libertinaje en el marco de un festejo ancestral.

Ya se que este comentario generara controversias, pero es lo que a mi parecer he percibido. Un poco desilusionado pero bueno tal vez es la equivocación del lugar donde uno va, según lo que me han comentado en los pueblos no turísticos es otra cosa totalmente diferente. Igualmente rescato su realización, eso que quede muy en claro.

Así que ante tal acontecimiento decidimos partir a Humahuaca, alli conocimos a Daniel y sus hijos, increíbles todos ellos, impresionantes. El Dani, maestro pertenece a la red Puna que engloba a las comunidades de los pueblos originarios del norte del país.

Nos comento sus experiencias, sus vivencias como viviente, en sus viajes de más de cinco años por Sudamérica. En nuestra jerga un locazo como nosotros. Allí construyendo en adobe y piedra su casita.

Hablamos y hablamos, entre mate y mate, nos volamos al cerro que resguarda Humahuaca, allí entre la soledad mas profunda, invadidos de miedos, ansias, sueños, esperanzas, valores, ideales, decidimos ir…

Bolivia, la socialista.
Bolivia, la pobre pero rica.
Bolivia, la hermosa.
Bolivia la de los caminos de ripio.
Las de las montañas, de las subidas y las bajadas.

Bolivia la de las cholas y los cholos.
Bolivia

Sin función y sin corneta, silbando abajito y cargando de combustible a la antorcha partimos. HA LA QUIACA se ha dicho.

Subimos, bajamos, increíbles paisajes, maravillosos, impactantes, congelados momentos en nuestras retinas.

Volando entre los cerros, entre las nubes, estábamos con la antorchita viajera, los títeres se asomaban por todos lados también queriendo ellos mirar, pero el sol es tan fuerte que la cartapesta esta en riesgo se decían entre ellos. Estos dos no, tiene lentes negros, y ropas guenas, a nosotros nos visteN con retazos y trapos viejos. Que va, no tenemos protección más que la chapa de la antorcha, quedémonos aquí en la valija del Nono.

Pero, tanta, tanta la belleza que estos, por su propia naturaleza no podían contenerse ante espectáculo natural.

Llegamos a la quiaca, ¿quien no podía recibir? La gendarmería.
¿Y quien era un gendarme?
Una titiritera, que nos dice yo hacia títeres con las botellas de plástico, allá en la provincia de buenos aires. Y Allí nomás sacamos la carpeta con las fotos y nos pusimos hablar con aquella titiritera gendarme.

¡Venga mi cabo!
¿Sabe de algún lugar barato donde puedan quedarse los chicos?

Y así pasamos la noche en un cómodo lugar. Tranquilos por la mañana pasamos a buscar a la antorcha por un estacionamiento ¿y que? Que podía pasar, con quien nos encontramos.

Con un funcionario municipal, que nos invitaba para después del car-na-val hacer unas funciones para la municipalidad. Que lo parió en el único lugar donde no fuimos a golpearles las puertas, ellos nos invitan.

Bueno, para la vuelta, don, haremos teatro de títeres en La Quiaca.

Ta, ta, ta tan, ta, ta, tan
LA FRONTERA

Capitulo a parte de esta novela, la temida frontera, los malos gendarmes, los asquerosos burócratas, la Aduana, la AFIP, los ilegales, migraciones, los papeles, los formularios, las colas, las miradas, las complicaciones legales.

Para atrazzz, para atraz. ¿Usted que hace allí? ¿No ve esta ciego? Dice por la línea amarilla. No pase. Esta en una frontera.

Uno con tal impotencia de recontra recontra mil putiarlos, somos personas, somos gentes. Pero no ellos nos, tratándonos pior que a los animales. Anda a decirles algo, tienen el poder como Himan.

No te dejan pasar mas después. Que boludez, un puente y tanta burocracia para pasar.
Las nueve de la mañana.
Y el formulario sin ni siquiera llenar
Las once de la mañana.
Y el formulario sin ni siquiera llenar.
Las doce del medio día.
Y el formulario sin ni siquiera llenar.
La puta que los parió.

Lo más denigrante y vergonzoso era lo que pasaba en un puente que estaba en el costado donde nos detenían a nosotros. Aberrante escena de contrabando, cholas en su mayoría corrían de un lado al otro, cargando inmensos bultos, como si estuvieran haciendo postas.

Llevan en sus espaldas las cargas de los camiones, que para no pagar impuestos, descargaban en argentina, pasaban por el lugar donde estábamos nosotros vacíos y volvían a cargar en Bolivia.

Que mal, utilizar la necesidad de la gente, mulas parecían, viejas cholas que apenas se podían mover, y dar pasos, pero el señor invisible del capitalismos dándole de azotes en sus espaldas para que crucen cosas ajenas por unos pocos pesos bolivianos, haciéndoles creer que ellos contrabandeaban mientras que estos malbichos se llenan de dinero a cuesta de del sudor de esta gente.

Con razón el control para los del costado, con razón tanta burocracia allí instaurada, solo para aparentar la rigidez de las normas, que vergüenza.

La una, y todo un quilombo.

¡Cerramos, señores estamos trabajando, hay mucho vehículo para pasar a Bolivia, así que cerramos, hasta que no se descongestione, CERRAMOS!

Heee, bueno, ¿hasta que hora, señor funcionario?
Nose no soy vidente, estoy aquí desde las siete de la mañana todos los días por favor un poco de entendimiento. Porai como a las 16:00

Hagan cola y esperen allí.

No, no no no NO.
La puta que los recontra, recontra, recontra remil pario, sin vergüenza, porquería de persona, como dice la Tana (Bueno todo esto en un murmullo)

Anda a cagar…

Bueno nos fuimos almorzar, tomar un vino para pasar el momento, sOpa, plato primero y el segundon, pollo al horno con papas, postre un flancito.

¿Cuánto?
Veinticinco pesos entre los dos.

Increíble, pero real.

Al amasadero nuevamente, fuimos a las tres y media de la tarde.

Al sol, y los tipos no habian llegado todavía, mas gente que putiba, y bueno entre tanto comenzamos hacer sociales con la gente de la fila.

De donde venis, a donde vas, estos son unos desalmados, no se puede mas. Mira que hora es, que pin, que pan.

Teníamos unas diez personas delante. ¿Y Quien llego a las diez y siete de la Tarde?
Si, si si los señoritos, sonrientes, con mucha onda, para mi estaban en pedo.
Ya atendemos, pero a las diez y ocho, se cierra la frontera.

No, huy no pasamos ni en pedo nosotros por aquí, la gente enardecida pero con resentimiento, de quedarse allí.

El otro paso es mejor, allí es mas rápido hay una sola aduana que pasar, y todo bien. Pero hay que regresar a San Salvador de Jujuy, hay que hacer muchos kilómetros y después pasar.

Nos miramos los dos, levantamos levemente los hombros, subimos las manos y nos dijimos vamonos, por alli.

Y asi rumbeamos hasta Jujuy, mas precisamente a Palpala, una ciudadela cerquitica de San Salvador, hacer la noche en la casa de una amiga hermana, la Anastacia. Descansamos nos quedamos un día allí en tan calido nido. Y las Bolivia.

Ingresamos por el Cruce Aguas Blancas, del lado Argentino, y Bermejo del lado Boliviano. De toque la gente distinta, mas humano, mas calida, excelente atención.

Y pasamossss…
Bolivia, nuestras caras de felicidad, indescriptibles.
Y así entramos por la parte de las Yungas, recorriendo lugares en principio NO A EVO, lo cual no es de nuestro agrado, por lo tanto despacito despacito subiendo montañas increíblemente altas, nos rajamos.

Hasta llegar aquí donde estamos hoy en Potosí, una ciudad detenida por el tiempo de la colonia.

Como habíamos dicho aprendiendo y mas aún aquí en Bolivia, un país muy especial con gente muy especial. Contentos y en la lucha.

Continuara…

Gracias, muchas gracias.
Nicolás y Sebastián