jueves, 3 de diciembre de 2009

Cumplimos UN AÑO recorriendo



Cumplimos un año, por las huellas de los pueblos.



Y así andamos nosotros nomás, ya hace un año de recorrer pueblos lejanos, ciudades lejanas. Parece que fue hace mucho tiempo, pero solo hemos cumplido un año desde que partimos de la ciudad del Encuentro a encontrarnos con miles de amigos, con miles de hermanas y hermanos latinoamericanos; y claro que si, con nosotros mismos.

Nos animamos, renunciamos a nuestros trabajos en relación de dependencia, (cobrábamos muy bien, digamos… aseguraditos dentro del sistema). No fue fácil tomar la decisión. Simplemente nos animamos a soñar. Suena fácil pero en lo concreto es bien difícil. Llegamos hasta aquí, estamos en Colombia la hermosa y es todo un logro!!! (Que se nos permita expresarlo).

Logro este que jamás hubiéramos podido realizar, tan quijotesca hazaña, sin los demás. No estamos solos. No andamos solos, vamos en el camino hilando la gran madeja de la vida, que nos hace tan iguales, pero diferentes a la vez, y en esa igualdad y diversidad de culturas nos identificamos como el gran pueblo Latinoamericano que somos.

Salimos con lágrimas que nos acariciaron el espíritu, pasamos por nuestra Alsina, visitando familia. Partimos de la Plaza Mitre, una maña de Noviembre, como la de hoy, de la Ciudad de Baradero, entre abrazos que de solo recordarlos nos estremecen los sentidos.

Así fue… que comenzaron a gastarse con aires de frescura y libertad las llantas de la estanciera modelo 65, por las rutas Americanas.

La Antorcha, que a esta altura de la Gira se ha ganado el titulo de “Maravillosa”. (heroica le dijo el Grover en Cochabamba) No nos ha dejado nunca, cosillas menores, pero nunca nos ha abandonado en la inmensidad de los caminos. Hemos pasado todo tipo de geografía, todo tipo de personas, de fronteras. Desiertos, montañas, llanuras, altiplano. Costa, selva. Increíbles paisajes. Increíbles culturas.

Diversidad de los iguales, culturas diferentes, costumbres diferentes, comidas diferentes, formas de vestir diferentes, palabras diferentes. Pero en todas esas diferencias encontramos los iguales a nosotros. Luchadores empedernidos, gente buena, gente pobre que suda por su pan, que trabaja la tierra, que resiste en su día a día.

Luchamos contra la minería en Famatina, recorrimos cada pueblo del interior de la Rioja, allí pasamos Navidad en el Corte de Peñas Negras, donde fue la pueblada del despertad de un pueblo contra los intereses espurios de inescrupulosos empresarios mineros. Nuestros títeres gritaron a los cuatro vientos, “No al cianuro” Si a la Vida.

“El Famatina, no se toca. Carajo” (Asamblea de chilecito y de Famatina. Compañeros de la rioja.)


Así pues, que nos despedimos de la Natal tierra nuestra, de la Rioja Viday, con mas lagrimas de familia, con asados y vinos, vidalas y coplas al viento del Zonda. Inmersos en una plena felicidad entre las montañas de los andes con sus cóndores acompañándonos en el camino, en busca del aprender. Bajo un cielo de estrellas, con sus soles de primavera, y los latidos de los tantos que en nosotros viajan.

Pasamos por Catamarca, Cafayate, Tafi del Valle, Amaicha del Valle, y así de tanto andar nomás, llegamos a la Salta la Linda, de la amiga Ventolera, conociendo a un maestro titiritero, y luchamos por la glorieta de la plaza principal, que no supimos conseguir.

Seguimos nomás viajando, rodando y gastando las llantas de la maravillosa antorcha, viajadora. Allí, nomás en Humahuaca aprendimos de la mano de otro maestro y sus hijos a construir en adobe, levantando una pared de hermosas piedras de la quebrada.



Y no podíamos detenernos en el vuelo mágico de la caravana de los títeres, difundiendo arte y hermanándonos en la plena libertad de los que se dejan llevar por los sueños. Así es que cruzamos nuestra primer frontera, después de haber pasado por Tilcara, Purmamarca, Humahuaca, y la Quiaca. Ese Jueves de Comadre, aquel 20 de febrero de 2009, un cartel minúsculo diciendo “Bienvenidos a Bolivia”.

Con un poco de vergüenza claro esta, que se merece gritar a los cuatro vientos, las injusticias que pasan en ese cruce he frontera, donde millares y millares de hermanas en su mayoría coyas, esas juanas que sus nombres se olvidaron, están siendo explotadas como cuales hormigas de carga, desgastando las suelas de sus rotosas alpargatas; cruzando de un lado a otro de un puente, apuntalado de decadentes Estados, leyes, y normas que justifican tan vil situación reinante.

Así nos despedimos de nuestra tierra Argentina…

Adentrándonos a una cultura hermana. Clara, transparente, simple, bella, calma, cariñosa, pero muy distinta a la de donde uno es. La música, la comida, el encanto de la gente. El aire que se respira, las fragancias de los mercados, los colores de las casas, de las ropas de los paisajes, que las palabras no nos dejan definir tales impresiones de los ojos y los demás sentidos.

La esencia de Bolivia, la libertad de la gente, la palabra lenta de los hombres y mujeres sabias del altiplano. Y la resistencia del pueblo, por sobre todas las cosas.

Desde el momento que pisamos tu tierra, desde el momento que respiramos tu aire, desde el momento que besamos tu chicha, desde el momento que nos alimentaste con tu papa chuño. Nos enamoraste Bolivia.


Tarija, tierra de encantos y señoras vestidas de comadres recorriendo las calles de a miles, regalando suspiros de a miles, en los ojos se refleja la armonía de su gente. Potosi, el Cerro Rico, la ciudad de las monedas.

¿Qué mas riqueza el de su gente?
¿Qué mas riqueza el de su Voz?
¿Qué mas riqueza el de su encanto?

Ciudad de soles, ciudad de lunas, que invitan acariciar la panza del cielo.
Oruro, y la danza mítica de las diabladas. Cochabamba, con su plaza del discurso, demostrando la libertad de la palabra y el Lindo Grover, y la bella Carmen.

La Ciudad de la Paz, con sus calles, sus aromas, sus colores, sus cuentos, sus leyendas, sus días, sus tardes, y sus noches. Sus bares, las borracheras con el te, con te. Las señoras de polleras, y los señores de sombreros.


Y el Alto. La ciudad del Alto, nuestra casa Chambi, nuestra hermana Giobis, nuestra mama Hilda, y nuestros hermanos, Rubén, Marco, Jaimillo Pillo, Roger, Fernando Sultan, la Georgina, el Tonio, la Hormiga, Nina Uma, el Papa.



Las morenadas, y los bailes en la calle, la cultura que tomamos en cada trago de cerveza que se comparte, la semana santa con el curita Alemán, la ceja, los churros, la obra de la construcción.


Los títeres…
Abrazados a la sagrada Wiphala, en nuestros corazones late sangre de los ponchos rojos, los guerreros de Achacachi, refrescados con el aire mágico del enigmático Titi Caca y el Illampu.

Cruzamos sagradamente por el lago, acompañados por la maravillosa herma, lentamente con los pasos cortos pero muy firmes. Otra frontera, otro país, otras culturas, pero los mismos lazos de libertad que nos unen.

PERU
Similitud de muchas cosas, solo la diferencia en el Ajinomoto, un polvito mágico que se conjuga en las comidas, en un mismo sabor (chino, como muchas cosas han sido y son, chinas, en el Peru). Rápido, rápido pasamos por Puno, que era seguir en el altiplano, pero con bandera Peruana, las motocholas y solo los colores de la bandera que cambian . Así continuamos por la separatista Arequipa, cada país tiene la suya.


Pasamos haciendo líneas simbólicas de “liverta”, por la árida Nazca, cruzamos desiertos, llegamos besando el mar de los Pacíficos, descansamos como una gaviota azul, en la punta de una roca, para así continuar el viaje.

Llegando a la que llama el Ruddy, la ciudad de los Reyes. No la Lima de Pizarro, sino mas bien la Lima de los Incas, la de nuestra sangre originaria, la Lima de los encantos. Lima Virreynal. Lima criolla. La del cielo de panza de burro.

Aventuras en las calles, entre música de cajones, casonas. Y el Pisco, claro, preparado de diversas maneras. Recomendamos: Pisco sawer.

Llegando hasta el centro de la ciudad, que fuera una de las experiencias mas estresante vividas junto a la compañera antorcha, nos vimos en Lima, con las maratónicas funciones del colegio Fe y alegría, para luego descansar en el paradero Gallinazo del Puente Piedra, con la familia del amigazo Ruddy, que se nos supo sumar un trayecto del camino. Gracias familia de tres ruedas!!!

Asi siguió Peru, cruzando por Trujillo, Chiclayo, y Piura, con los amigos de la Pequeña Compañía.

Y otra frontera mas…
ECUADOR
Y la ciudad de Loja, con sus cuatros estaciones en el día, la lluvia, el sol, el calor, la brisa, y por sobre todo la cordialidad de su gente. Impresionante.

Curtiendo la calle, dialogando con los vecinos, aprendiendo sobre todo. Escuchando y asombrados de cada instante que la vida nos presenta. Alli conocimos a la Lore y sus hombres, los amigos campesinos. Los pelados como ellos llaman a los jóvenes.


Comunicándonos de una forma simple y directa, sencilla, y bella. A través del arte que nos cobija y nos herma en los sueños.

Pasamos por Machala, y allí en el Festival internacional del Oro, conocimos a los ángeles del teatro del Barrio, Adela, Pilar y Juanma, que nos abrazaron con sus pensamientos y amistad, apuntalándonos para poder continuar.

Así fue, que llegamos a Guamote, pasando luego a visitar a la mama Tunghuragua, y cuasi-deportados en Baños de Agua Santa, gracias a que no nos invocamos a la santa, nos salvamos de las rejas.

Momento de militancia con los amigos de Colombia que no tuvieron la misma suerte, pero que supimos aprender a golpear puertas y dar alaridos sobre la libertad y los derechos humanos.


Llegando despacito, despacito con el agotamiento y la falta de aire de la antorchita, a la hermosa ciudad de Quito, capital de la Republica, visitiando, haciendo funciones, denunciando atropellos, pero sobre todo y lo mas lindo compartiendo. Sonrisas, palabras, saberes, vivencia.

Moviendo los latidos para salir, para recorrer, para vivir y animarse a la verdadera libertad de los que sueñan y se encuentran.

Y que mas?
Mucho mas, siempre antes de cruzar una frontera, algo nos sucede, algo mágico, algo que no tiene palabras para la descripción, y Ecuador no seria la acepción. En San Antonio de Ibarra, el Gran Paul y la Divina Amparo, nos llenadon el espíritu de gozo, de calma, de palabras, de cariños, de hermandad.

Todos, los amigos, las amigas, el papa de las armas tomar, la mama de las manos arrugadas y una bondad increíble, el otro papa de las manos de artesano, Don Jaime y su bella compañera.

Eternamente agradecidos estamos con ustedes, eternamente, nos sacamos el sombrero para saludarlos.




¿Y así que a donde llegamos?
COLOMBIA

La diversa, la enigmatica, la de ver con los ojos bien abiertos, la de conflictiva, la de la gente, la de los que sueñan, la de los que viven.

Colombia, la tierra del Mapale, la Salsa, el Ballenato, y los tantos ritmos, donde todo mundo esta feliz, es alegre y disfruta cada instante.

Pasto, y los pastusos, y en las entrañas de la Guagua nos quedamos, nos costo verdaderamente salir de allí, tanto cariño, tantos amigos tanto teatro, que uno se hace de la misma tierra. El volcán, con su saludo de fumarola, el delicioso Nariño, el Canelazo

Y inolvidable chapil.
Que borracheras.
¡Achichay!

Y la desgracia con aventura del secuestro de los títeres del Salomón. Que traiga la prueba, y el Niño Totolu con los papeles. De película de suspenso y policial, mezcladito con comedia de Villafañe.

¿y ahora?
Aquí en Buga, con la familia Fierro inmensamente cuidados por la gente del valle, que estamos aprendiendo a querer.

Hermanos y Hermanas, que nos leen, que nos siguen, y que dicen que locos lindos estos dos, que supieron salir, aventurarse y animarse a soñar.

A ustedes les decimos, a ustedes les escribimos, que esta America es nuestra, de todos y cada uno que la habita, las fronteras son meramente lugares burocráticos, hay un aire de libertad que nos une a todos, nos hace distintos pero en su esencia iguales. Las mismas historias se repiten en cada lugar que pisamos, resistencia, lucha, amores y desamores, latidos de corazones que gritan a cada paso.

Paisajes del espíritu que nos hacen bellos, únicos, llenos de mucho amor y solidaridad, y gracias a ella nosotros podemos encontrarnos, gracias a la solidaridad de la gente que podemos hacer esta bella quijoteada por las huellas de los pueblos.

Y seguir aprendiendo a escuchar, y seguir animándonos a soñar nuestra realidad por la que nuestros pies están pisando.

Cumplimos un añito, nuestra casa es el camino, y la mano del hermano que nos recibe y nos empuja a seguir. Para ustedes que viajan en nuestros sentimientos les damos nuestros más bellos saludos y los invitamos a que soplen, pero esta vez no por nosotros, sino más bien por ustedes mismos, y ese soplo los encuentre con sus iguales de esta America Latina.

Abrazos y multicolores sonrisas.

Nicolás
Sebastian
Títeres del Zonda